Antes del éxito que fue Como agua para chocolate Alfonso Arau y Laura Esquivel unieron fuerzas como director y guionista respectivamente con Chido guan, le clou d’or, uno película fútbol lanzado como parte de la ola de la Copa del Mundo en México 86.
Hasta este momento, El cine mexicano tuvo dos antecedentes inmediatos para un público cinéfilo que también amaba el fútbol: El chanfle sí El fenómeno del futbolista. Ambas películas se estrenaron en 1979 y pertenecían al género de la comedia. Llegaron a la gran pantalla para paliar la consternación popular tras el estrepitoso fracaso de México en el Mundial de Argentina del 78, torneo en el que fue el peor equipo en participar.
Después del trago amargo de 1978, después de no clasificarse para España 82 y ser sede de la Copa del Mundo en 1986 debido a la negativa de Colombia a ser sede del evento, México estaba de humor festivo. El entusiasmo por el fútbol volvió a través de la selección nacional. Y el cine quiso aprovechar ese momento. Pero, ¿era necesario volver a abordar una divertida historia de fútbol?
Arau y Esquivel decidieron hacerlo a partir de un melodrama con una dosis de acción y fantasía. Utilizaron el tema del fútbol de barrio para contar una historia con final feliz, aunque todo el guión era una rara combinación de situaciones que parecían sacadas de películas protagonizadas por Pedrito Fernández o dirigidas por Valentín Trujillo. El resultado es un Frankenstein que sin querer acaba siendo divertido debido a varios componentes.
Para empezar, el actor principal es Mario Almada, un héroe incansable en el rodaje por todas partes. Llegó a esta película después de protagonizar Explosión de plomo, escuadrón de la muerte, escape sangriento sí Operación marihuana. Con ese bagaje de títulos, accedió a jugar con un exjugador de Monterrey que se quedó con muletas tras un accidente en auto y quien se encarga de formar a Chido Guan como el futbolista que todo México espera, Sin embargo, el señor Almada no ha podido alejarse del lado vigilante que lo ha caracterizado a lo largo de su carrera y que se muestra en una secuencia donde distribuye muletas en el túnel del estadio. Parece más un policía retirado que un jugador de fútbol.
Si a esto se agrega que el antagonista es Wolf Ruvinskis en el papel de un federador corrupto, pero tratado como si fuera el elegante patriarca de una familia de narcotraficantes y no como una especie de pantalón largo con matices de fútbol, la película se vuelve incluso menos icónica de lo que afirma.
Chido Guan es interpretado por Fernando Arau, actor identificado como Chicho en el programa de televisión. Cachún Cachún fuera, personaje que prácticamente lo trasladó a esta película con la diferencia de vestirse como un punk de bajos recursos en la zona necesitada de Santa Fé, en ese momento no estaba tan aburguesado como lo está hoy.
Sin tiempo para apreciar plenamente el proceso por el cual Chido Guan se convierte en futbolista profesional, conoce el lado oculto del fútbol, supera las lesiones y se convierte en un ídolo nacional, la historia cambió rápidamente en la final del Mundial entre México y Alemania, selección cuyo personaje principal es Wilfredo Sherman, un loco con acento sudamericano que juega en México y de repente se vuelve alemán; Sebastián Liguede da vida a un jugador más como refuerzo de la liga Llanera en México que como alemán.
La mayor parte de la película Si las buenas intenciones de Arau y Esquivel se pueden ver de esta manera, Es que la selección nacional venció a los alemanes para convertirse en campeones del mundo con un gol de Chido Guan. Este triunfo ficticio es el mayor fanático del fútbol de la película, lo que hace que parezca que no tenías una sola pasión por el deporte, ni en el elenco ni en el proceso creativo.
35 años a partir de ahora, Chido guan, las uñas doradas queda como un intento más de acercar la pelota al cine mexicano sin resultados favorables. Sin embargo, si se pretende que sea un intento de Arau y Esquivel, con el fin de aprender el ensayo y error de Como agua para chocolate el fútbol se presta a la experimentación, a la indulgencia y no se lo toma tan en serio.
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