1. Las belugas forman comunidades muy grandes
Durante mucho tiempo, se pensó que las belugas interactuaban solo con sus contrapartes de la misma línea materna, como las orcas y los elefantes. Pero sus sociedades son en realidad mucho más complejas, según las observaciones realizadas en diferentes regiones árticas. Estos cetáceos pueden formar grandes comunidades de cientos o incluso miles de individuos, mixtos y de todas las edades, a veces sin parentesco. Y su comunicación vocal altamente desarrollada les permitiría permanecer en contacto acústico con sus seres queridos cuando no forman parte del mismo grupo que los humanos.
2. Los delfines aprenden de sus compañeros
Los delfines mulares (arriba) tienen una forma muy especial de pescar, atrapando peces dentro de grandes conchas. Por primera vez, un equipo de investigadores británicos y suizos observó en Australia que podían aprender esta técnica de sus colegas y no solo de su madre. Transmisión horizontal, como en los grandes simios y los humanos.
3. Los cachalotes se combinan para cazar
Así lo revela el análisis de los datos acústicos recopilados por la misión Sphyrna Odyssey en el Mediterráneo. Estos superdepredadores forman alianzas para escanear el abismo, apuntando sus emisiones de sonar en la misma dirección. Incluso cuando están distantes unos de otros, los cachalotes coordinan sus acciones haciendo clic en el fondo del mar y en las presas que se encuentran allí. Esta es una prueba más de su vulnerabilidad al ruido, ya que este intercambio solo es posible en zonas tranquilas.
“Propensa a ataques de apatía. Evangelista de la cerveza. Café incurable. Experto en Internet”.