Sí, pero cuanto más grandes y frecuentes sean las caídas, más difícil será el vuelo. “También vemos que cuando llueve demasiado, los insectos se abstienen de volar”destaca Michel Baguette, especialista en ecología del Museo Nacional de Historia Natural de París.
En la escala de los insectos voladores, ser golpeado por una gota de lluvia puede sentirse terriblemente violento y conlleva varios riesgos.
En primer lugar, el impacto con una caída dificulta el viaje: los experimentos de laboratorio han demostrado una pérdida repentina de altitud en los mosquitos golpeados en vuelo. Y dado el tamaño y el peso de los insectos, una gota sin duda puede arrojarlos violentamente fuera del camino, si no para aprisionarlos, pero no hasta el punto de ahogarlos, excepto para arrojarlos al agua que gotea por el suelo. . Además, es probable que el agua dañe a estos frágiles organismos: las fuertes lluvias pueden, por ejemplo, arrancar las escamas que cubren las alas de las mariposas.
Algunos animales, por lo tanto, han desarrollado medios de defensa contra el agua: pelaje hidrofóbico, cera que cubre sus alas, un exoesqueleto robusto o incluso sorprendentes técnicas de supervivencia.
Aún así, cuando el tiempo se vuelve caprichoso, los insectos adoptan el mismo comportamiento que nosotros: se refugian donde pueden, en este caso bajo las hojas o en las grietas de las rocas.
Según Science & Vie #1253
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