La cultura presencial sigue muy arraigada en la Península Ibérica, donde las empresas luchan por permitir que sus empleados trabajen en remoto.
Foto: Alex Losada/Ajuntament Barcelona
La semana pasada, 45.000 funcionarios catalanes fueron invitados a volver al despacho. Sin embargo, conservan la opción de trabajar desde casa dos días a la semana. Un privilegio en España, donde el teletrabajo aún no ha entrado en las costumbres de los empresarios, en particular de las pymes.
Si bien las grandes empresas y algunas instituciones públicas lo han integrado completamente en sus operaciones, el trabajo remoto no es de ninguna manera la norma para las estructuras más pequeñas. Según el sindicato UGT, casi el 80% de las empresas de menos de 10 empleados no lo permiten. Muchos de ellos creen que sus empleados son más productivos en la oficina. Por su parte, los empleados temen ser mal vistos si se encuentran entre la minoría que continúa trabajando desde casa. “Hay una cultura del cara a cara muy fuerte, digna de otro siglo” lamenta José Valera, especialista en nuevas tecnologías de UGT. Por lo tanto, la división es marcada entre los empleados de las multinacionales y los de las pequeñas empresas. Sin embargo, más que muchos otros países europeos, las PYME constituyen la gran mayoría de los puestos de trabajo (80 %) y, por lo tanto, marcan el ritmo.
Dejando atrás los países europeos
Si muchos vaticinaban una transformación de usos gracias al Covid-19, España lleva meses volviendo a la oficina. “Ya tenemos un millón de teletrabajadores menos que el año pasado, explica José Valera, y la disminución seguirá aumentando a medida que la pandemia se vuelva endémica, posiblemente volviendo a los niveles de 2019″..
A finales de 2021, el 11% de los empleados españoles trabajaba desde casa, mientras que en 2020 casi el doble. Hay que decir que partíamos de lejos con un 8% de teletrabajadores en 2019, mientras que Francia ya superaba el 20%. Antes de la pandemia, como ahora, la Península Ibérica estaba entre los peores estudiantes europeos. Sin embargo, según un estudio del INE (Insee español), un tercio de los puestos de trabajo españoles se pueden realizar mediante teletrabajo. “Esto afectará nuestro atractivo para los trabajadores jóvenes que preferirán buscar en otros lugares mejores condiciones y flexibilidad” concluye nuestro sindicalista.
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