El Vantage V2 tiene una gran cantidad de sensores. Además del pulsómetro y GPS tradicionales, identificamos una brújula, un acelerómetro, un altímetro barométrico, así como un oxímetro de pulso. Un engranaje dedicado a la recopilación de datos, pero que lamentablemente termina siendo tímido.
El GPS, al principio, a veces sufre de vagabundeos desafortunados. Si por lo general es muy preciso, a veces muestra, a más de cien metros, un diseño inconsistente y agrega algunos metros al rendimiento real. No lo suficiente como para hacer que el cálculo de distancias no sea realista, pero lo suficiente como para frustrar.
Por otro lado, el pulsómetro ofrece un seguimiento cercano a la perfección. Independientemente del tipo de esfuerzo realizado, el Vantage V2 puede reproducir fielmente la evolución de la frecuencia cardíaca. Así, frente a una correa pectoral Polar H10 que nos sirve de referencia, el reloj del fabricante ofrece unos resultados muy similares, aunque algo menos precisos en pequeñas variaciones, lo que se traduce en un ligero suavizado de la curva. El único artefacto de medición, se siente un deambular durante los primeros cinco minutos del recorrido. Un problema que se suavizará fácilmente a lo largo.
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