(AFP) – “Hola amigos, hoy vamos a aprender a decir +pescaito frito+”: desde la mítica península de Yucatán, cuna de la cultura maya en el sureste de México, Santos Tuz utiliza TikTok para transmitir a los jóvenes el idioma de su antepasados que cruzaron los siglos.
“Se dice: Tsajbil kay. Ma’alob kanáantabáa! (¡cuídate mucho!)”, explica el simpático profesor de 21 años en uno de sus videos de cerca de un minuto en @Tuzsantos322, 343.600 suscriptores en el mostrador.
Como siempre, la historia comenzó durante la pandemia.
“Me preguntaba por qué no podía enseñar el idioma maya, que es mi lengua materna”, explica en español.
Afirma haber aprendido de su abuela el idioma de una civilización que alcanzó su apogeo entre los años 300 y 900 dC, en México (Chichén Itzá), Guatemala (Ikal), Belice e incluso El Salvador y Honduras.
Sus dos hermanas, de 15 y 17 años, tienen un conocimiento rudimentario del idioma.
“Esa es una de las razones por las que empecé”, dijo a la AFP en su ciudad natal de Oxkutzcab, una de las estaciones de la ruta del tren turístico maya, la polémica mega obra que el presidente López Obrador quiere inaugurar en diciembre.
“Noté que muchos jóvenes dejan de hablar el idioma maya, o solo lo hablan en casa. ¿Por qué? guarniciones).
“Los padres dejaron de enseñar maya a sus hijos por temor a ser rechazados”, dice.
Al mismo tiempo, las cosas se están moviendo. En 2017, tres estados de la península -Campeche, Yucatán y Quintana Roose- se comprometieron a traducir al maya los libros escolares que distribuye la Secretaría (Ministerio) de Educación Pública.
Según datos oficiales, el maya es hablado por 860.000 hablantes, la mayoría en la Península de Yucatán, la segunda lengua indígena después del náhuatl, en el Valle de México y alrededores.
Cerca de 7.3 millones de mexicanos (6.1% de la población) hablan una lengua indígena.
“Aprendí de mis padres y de los lugares donde trabajé. Íbamos a muchos pueblitos donde la gente solo habla maya y tuvimos que aprender a relacionarnos con ellos”, explica Wilber Rosendo Díaz, de 35 años, trabajador en la extracción de bebidas. agua.
Para grabar sus videos, Santos utiliza su teléfono celular, una cámara y un trípode proporcionado por una productora de contenido digital estadounidense.
Sus videos lúdicos y potentes se graban en medio de la naturaleza, en casa, en un sitio histórico o cuando saborea un plato típico.
Santos fue invitado al programa Going native, una serie canadiense que explora con humor varios aspectos de las culturas indígenas contemporáneas, para un canal de televisión pública.
Hijo de una familia modesta, dice que recién comienza a ganar dinero con sus videos. En su comunidad, la gente empieza a pedirle selfies, pero él rechaza el título de influencer de tiempo completo… “¡Ma’alob kanáantabáa!”.
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