El cadáver momificado de una mujer, apodada “la bruja”, se exhibe en un museo sensacional, tras rejas y cadenas.
Forma parte de una colección que está generando un acalorado debate en México sobre la explotación comercial de restos humanos.
Con una blusa floral, una falda gris rota y rayas amarillas en el cráneo, su cuerpo rígido se exhibe junto a otros 116 cadáveres momificados naturalmente en la ciudad de Guanajuato (centro), a 350 kilómetros de la capital mexicana.
Fueron exhumados entre 1870 y 2004, por falta de espacio en el cementerio de la ciudad, y al no encontrar a sus familiares, las autoridades municipales los clasificaron como “patrimonio cultural”. Ahora son una atracción turística muy rentable.
Los aproximadamente 600.000 visitantes anuales generan aproximadamente dos millones de dólares en ingresos anuales para el municipio.
“No sé quién decidió montar esta escenografía (de +la bruja+), pero la momia ha estado expuesta así durante muchos años”, dijo a la AFP Jesús Borja, jefe de cultura de Guanajuato.
– “Respeto” –
La mayoría de las momias de Guanajuato se exhiben en jaulas de vidrio y la instalación de luces acentúa la atmósfera sombría del lugar donde se reproduce en bucle una melodía fúnebre.
La exhibición de estos cuerpos momificados genera un debate recurrente entre vecinos orgullosos de su herencia cultural y opositores que denuncian la falta de ética y respeto por estos muertos.
La controversia estalló después de que varias momias fueran trasladadas a la Ciudad de México en marzo para exhibirlas en una feria turística, alimentada por las diferencias políticas entre el gobierno nacional de izquierda y la oposición conservadora que gobierna el estado de Guanajuato y su capital regional.
Luis García, vecino de Guanajuato, ciudad de 200.000 habitantes conocida por sus coloridas y pintorescas calles y su pasado minero, se pregunta por el “comercio” de estos vestigios. Exponer “a un miembro de su familia sería una falta de respeto y lucharía para que no sea expuesto”, dijo a la AFP el guía turístico de 50 años.
“No creo que sea degradante… Murieron familias”, dijo Josefina Lemus, una maestra jubilada de 69 años, que no tendría reparos en ver su propio cuerpo momificado expuesto de esta manera.
Una comisión fue creada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para investigar la identidad y estado de conservación de las momias.
Su objetivo es también “dignificar” estos restos humanos, según Ilan Leboreiro, antropólogo del INAH que condena la espectacular instalación de “la mal llamada +bruja+”.
Es “lamentable que la intención de las autoridades de Guanajuato sea promover el morbo. No es ético tratar así los restos de un ser humano”, evalúa.
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