El presidente ejecutivo del BIS y exgobernador del Banco Central de México, Agustín Carstens, cree que “estabilizar la inflación requiere esfuerzo”. Sin embargo, agregó, “el ajuste muy lento de hoy puede requerir un esfuerzo aún mayor a largo plazo”.
El último tramo de la lucha contra la inflación será “el más duro” para los bancos centrales, advierte el Banco de Pagos Internacionales (BIS), mientras aún tienen que subir tipos.
El banco central de bancos centrales explica en su informe anual que, ante la inflación galopante, los bancos centrales lanzaron un ciclo de endurecimiento de tipos de interés sin precedentes desde la década de 1970 para evitar que la inflación arraigara.
Pero, señala, este endurecimiento de las políticas monetarias se da en un contexto muy delicado. La razón ? Deudas acumuladas por empresas y estados tras un largo periodo de tipos de interés excepcionalmente bajos.
El director gerente del BIS y exgobernador del banco central de México, Agustín Carstens, evalúa, en el comunicado que acompaña al informe, que “la estabilización de la inflación requiere esfuerzo”.
Sin embargo, agregó, “el ajuste muy lento de hoy puede requerir un esfuerzo aún mayor a largo plazo”. “La recta final suele ser la más difícil”, advierte. Con la caída de los precios de las materias primas y la flexibilización de las cadenas de suministro, la inflación comenzó a caer.
Estas son, sin embargo, las “ganancias más fáciles”, subrayó A. Carstens en un discurso pronunciado en la asamblea general de esta institución con sede en Basilea, Suiza. “Por primera vez en décadas”, la inflación y la inestabilidad financiera van “a la par”, advierte según varios medios que dieron a conocer la información.
En su informe anual, el BIS instó a los gobiernos a reducir sus déficits para que las políticas fiscales también pudieran ayudar a dar a los bancos centrales un poco más de margen de maniobra.
Según el informe del FMI de abril de 2023 sobre las perspectivas de la economía mundial, el panorama es incierto, en un contexto caracterizado sobre todo por perturbaciones en el sector financiero, alta inflación, conflicto en Ucrania y el legado de la pandemia.
“Según la previsión de referencia, el crecimiento debería ralentizarse del 3,4% en 2022 al 2,8% en 2023, antes de situarse en el 3,0% en 2024. (…) En un plausible escenario alternativo de aumento de las tensiones en el sector financiero, el crecimiento global caerá a alrededor del 2,5% en 2023 y el de los países avanzados estará por debajo de la marca del 1%.
En el escenario base, la inflación general mundial cae del 8,7 % en 2022 al 7 % en 2023 debido a los precios más bajos de las materias primas, pero se espera que la inflación subyacente disminuya más lentamente. En la mayoría de los países, no se espera que la inflación regrese a su nivel objetivo antes de 2025”, señala el informe.
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