Una publicación en la revista Nature Geoscience del 27 de marzo presenta los resultados de la sonda china Chang’e-5 en diciembre de 2020, que revelan la presencia de agua en perlas de vidrio en la superficie lunar.
Según los resultados de un equipo internacional coordinado por el Pr Sen Hu, de la Academia de Ciencias de China, con su asistente Huicin He, un estimado de 3 a 5% del suelo lunar estaría cubierto con estas bolas, lo que permitiría al menos más de 270 mil millones de metros cúbicos de agua de fácil acceso disponibles para futuras misiones humanas.
La cuestión del agua en la Luna es antigua. Las misiones Apolo de la década de 1970 concluyeron que casi no había agua. Pero a partir de 1994, sondas en órbita como Clementine, la primera sonda lunar estadounidense, revelaron la presencia de hielo de agua en cráteres profundos en el Polo Sur. Se han propuesto varias hipótesis como explicación de un origen terrestre de la Luna o un suministro de agua por el bombardeo regular del suelo lunar por parte de cometas, asteroides y meteoritos.
A fines de 2020, la NASA confirmó la presencia de moléculas H20. Pero no se habían realizado mediciones in situ hasta esta sonda Chang’e 5, ubicada al norte del Océano de las Tormentas. Su estudio reveló fragmentos de regolito fundido que contenían agua de muestras traídas, lo que confirma los análisis del espectrómetro mineralógico lunar (LMS).
Pequeñas esferas que actúan como esponjas.
Según los investigadores chinos, dos fenómenos se entrelazan en el mecanismo: los impactos de micrometeoritos provocan la fusión de sílice y minerales al producir esferas de vidrio muy porosas. La formación de agua in situ vendría de los iones de hidrógeno H+ del viento solar que golpean los átomos de oxígeno en su superficie.
Como una esponja, estas diminutas esferas absorben agua antes de desgasificarla. Se ha demostrado un ciclo activo del agua, con pruebas que muestran la difusión del agua dentro y fuera de estos gránulos. De las regiones ecuatoriales, una parte migra a las regiones polares mientras que una parte se pierde en el espacio. El reservorio de este ciclo se encuentra pues ahora en el regolito lunar, a través de esta profusión de perlas de agua, en forma de moléculas de H2O o en forma de hidroxilo (OH).
El interés de este descubrimiento reside en las aplicaciones útiles para las misiones humanas en preparación. La explotación de esta agua se convertirá en un tema central. en la competencia entre las misiones americanas Artemis y los taikonautas chinos. Y ello, tanto apoderándose de los territorios del Polo Sur de la Luna como controlando los procesos de captación de agua, desde el uso de centrifugadoras para triturar estas bolas hasta la propuesta china de realizar el calentamiento por evaporación.
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