Actualmente, hay gobernadores de bancos centrales que están más preocupados que otros. “La economía mundial está en el ojo del huracán”, declaró, a finales de septiembre, el del Reserve Bank of India. Shaktikanta Das tiene motivos para estar preocupado: las reservas de la institución con sede en Bombay se han derretido en 100.000 millones de dólares (103.000 millones de euros) desde principios de año, ya que está comprando una rama de rupias para frenar su caída frente al dólar.
Desde que la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) comenzó a subir las tasas en el primer semestre para combatir la inflación, el capital ha estado saliendo de los mercados emergentes, debilitando sus monedas en el proceso. Así, la moneda ghanesa, el cedi, ha perdido un 41% frente al dólar desde principios de año, mientras que el dólar taiwanés se ha depreciado un 13%. En Mongolia, el tugrik ha perdido el 16% de su valor, mientras que las reservas del banco central han caído un 40% en un año. Khan Bank, la institución bancaria más grande del país, acaba de anunciar el límite de conversión de moneda extranjera a $300 por mes.
“A medida que la economía mundial se dirige a aguas turbulentas, ha llegado el momento de que los líderes de los países emergentes cierren las escotillas”, advirtió el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Pierre-Olivier Gourinchas, en pronósticos publicados el martes 11 de octubre. Durante los tres primeros trimestres del año, los inversores extranjeros en Asia, excluida China, vendieron activos por valor de 69 700 millones de dólares, mucho más que los 47 600 millones de dólares que habían vendido en el punto álgido de la crisis financiera mundial de 2008.
instituciones internacionales temerosas
JP Morgan ha revisado al alza su previsión de salidas de capital de las economías intermedias en 2022 a 80.000 millones de dólares desde 55.000 millones de dólares. “Once países emergentes están en riesgo de crisis de balanza de pagos por el endurecimiento monetario internacional”, advierte la aseguradora de crédito Allianz Trade, en una nota publicada a principios de octubre. Estos países incluyen a Chile, Pakistán, Hungría, Kenia y Túnez.
Estos cierres aumentan el riesgo de una crisis financiera similar a las que ya han sacudido el planeta. Con cada endurecimiento de la política monetaria estadounidense, cuando se cierra la liquidez, aumenta la tormenta financiera en los países emergentes, como sucedió en la primavera de 2013, o en 1994, en México. Esta vulnerabilidad se debe tanto a sus necesidades de financiamiento externo como al dominio del dólar en las transacciones internacionales y el comercio mundial.
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