En el avión papal que lo traía de regreso de Canadá, Francisco reconoció que ya no podía viajar al mismo ritmo que antes.
Tras un viaje de varios días a Canadá, donde pidió disculpas a la comunidad indígena, el Papa Francisco, de 85 años, no ha cerrado la puerta a una resignación ante sus propias limitaciones físicas.
Atenuado por un fuerte dolor de rodilla que le obligaba a moverse en silla de ruedas, el soberano pontífice confió que ya no podía “viajar” al mismo ritmo que antes, mencionando también la posibilidad de “hacerse a un lado”.
“No creo que pueda mantener el mismo ritmo de viaje que antes. Creo que a mi edad, y con estas limitaciones, tengo que guardar algunas fuerzas para poder servir a la Iglesia, o por el contrario, pensar en la posibilidad de hacerme a un lado”, declaró en conferencia de prensa en el avión que lo trajo de regreso de su viaje a Canadá, en la noche del viernes al sábado.
Un posible viaje a Kyiv
El diario La Cruz asegura, a su vez, que François declaró “la puerta está abierta” en cuanto a la opción de retirada. Asegurando, como se indica agencia católica de noticias, que le correspondía a Dios decidir. “Dependerá de lo que diga el Señor. El Señor puede pedirme que renuncie. Es el Señor quien decide”.
“Con toda honestidad, no es un desastre. Podemos cambiar al Papa. No es un problema. Pero creo que tengo que limitarme un poco con estos esfuerzos”, agregó el Papa a los periodistas. su elección en 2013.
El pontífice argentino también renovó su deseo de ir a Kyiv, sin más detalles, y confirmó su plan de viajar a Kazajstán en septiembre para asistir a una cumbre de altos líderes religiosos.
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