Aumento de impuestos, cotizaciones sociales también. La presión fiscal en España sigue aumentando. Un “mal por un bien”, síntoma de buena salud económica. Pero también un plazo para anticipar. Explicaciones.
¿Quieres pagar más en España? No es solo una ilusión. La presión fiscal aumentará un punto este año en la Península Ibérica. Del 38,7% al 39,7% del Producto Interior Bruto (PIB), según el plan de estabilidad 2023-2026 transmitido por el Gobierno de Bruselas.
Más impuestos, pero también crecimiento económico
Resultado de una recaudación fiscal por importe de 359.080 millones de euros, reconoce el Ejecutivo español en artículo de revista. Eso es un aumento general del 8.8%sDurante el cual, también es necesario medir las ayudas gubernamentales para mitigar la inflación, como la reducción del IVA en alimentos, el tren gratis o la reducción en el transporte.
Pero, según el Gobierno de Pedro Sánchez, la carga fiscal no debe imputarse únicamente a la recaudación. También se deriva de la recuperación económica del país, generada entre otras cosas por las numerosas exportaciones, importaciones, inversiones, evolución de precios, además del crecimiento estimado de 2,1% este año.
Propósito: escapar de la nueva ley europea
Pero también está, y sobre todo, la idea de escapar proyecto de ley de la comisión europea, prevista para 2025, imponiendo una disciplina presupuestaria reforzada. Las nuevas reglas exigen un ajuste anual del 0,5% del PIB para todos los países de la eurozona con un déficit superior al 3% de su riqueza. Así que, a medida que se acerca la fecha límite, España lo intenta todo por todo.
La Península Ibérica prevé un aumento de la presión fiscal, año tras año, hasta alcanzar el 40,6% en 2026. Con esta repentina aceleración, podría reducir su déficit público hasta el 3% en 2024, un año antes de la plazo final. Continuando con este impulso, el Estado cree que el saldo negativo anual puede caer a 2,7% en 2025 y luego a 2,5%. Mientras que al mismo tiempo toda su riqueza sigue creciendo. Así como las contribuciones, por el aumento del salario mínimo y el empleo. ¿Sería la presión fiscal, por tanto, garantía de buenas señales?
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