Cancelación de ferries entre España y Marruecos en medio de tensiones entre los dos estados

El 6 de junio, el Reino de Marruecos anunció que este año, como el año pasado, por motivos sanitarios, no habría travesía en ferry entre las costas de Andalucía en España y Marruecos. Así, los turistas y especialmente los marroquíes residentes en Europa que quieran viajar a su país para visitar a sus familias deberán tomar ferries que partan desde los puertos de Marsella, Sète o Génova en Italia.

Esta decisión no es trivial. Esto prolonga considerablemente el viaje de muchos viajeros: la travesía de Algeciras, España, a Tánger, Marruecos, tarda poco más de una hora, mientras que desde Marsella tarda 40 horas. Para muchos marroquíes que viven en España (la principal comunidad extranjera del país), tener que viajar a Francia para llegar a Marruecos es simplemente irracional. A esto se suman los exorbitantes costes: billetes un 40% más caros, sin contar los gastos a bordo de los ferries para viajes largos.

Ante esta situación, el rey Mohammed VI solicitó personalmente a las aerolíneas, incluida Royal Air Maroc, que ofrecieran billetes de bajo coste a los marroquíes en Europa. El rey está respondiendo eficazmente a la presión popular que desató su decisión. Sin embargo, aunque esta medida facilita la movilidad de algunos, para muchos no es suficiente, ya que esta población suele desplazarse en coche para no tener que alquilar uno localmente.

Cabe recordar que en 2019, último año en el que se inauguró el billete, 3,3 millones de viajeros y alrededor de 800.000 coches cruzaron España para llegar a Marruecos. Esto supone una renta muy importante para las empresas de la Comunidad Autónoma de Andalucía y miles de puestos de trabajo, en concreto precarios y estacionales (hoteles, restauración, ocio, turismo, transporte, etc.). Solo en términos de empleados, la actividad económica derivada del paso de viajeros a Marruecos moviliza a 21.000 agentes. Es decir, la decisión del Reino de Marruecos afecta a millones de personas, principalmente trabajadores marroquíes, pero también trabajadores españoles.

Y es una decisión reaccionaria y antipopular que nada tiene que ver con la situación sanitaria (la pandemia en ambos países se mantiene estable). Es el resultado de las diferencias y tensiones actuales entre España y Marruecos. En efecto, Marruecos denuncia la complicidad de España con el Frente Polisario que lucha por la independencia del Sáhara Occidental, territorio del que Marruecos reclama la soberanía y pretende anexionarse. El líder de este movimiento, Brahim Ghali, fue tratado por el Covid-19 en suelo español a petición de Argelia (socio energético central de España y apoyo del Frente Polisario), lo que enfureció a Marruecos. Este país dejó pasar deliberadamente a miles de migrantes al enclave colonial español de Ceuta en términos de represalia. Luego, el gobierno español intentó llevar a Ghali ante la justicia para darle a Marruecos algunas promesas, pero finalmente el líder del Frente Polisario fue exfiltrado por Argelia.

En este contexto se produce la cancelación de ferries entre España y Marruecos. Ayer fueron los migrantes, hoy son las familias marroquíes provenientes en particular de las clases populares las que quieren ir a Marruecos: el reino de Mohammed VI está de hecho jugando con el destino de millones de personas para obtener garantías de la España imperialista sobre su propios objetivos reaccionarios en el Sáhara Occidental y la región. España y otras potencias también están utilizando la difícil situación de millones de personas para presionar a Marruecos. El gobierno argelino, por su parte, no tiene nada que ver con la suerte del pueblo del Sáhara Occidental, persigue sus propios objetivos en la región y en su competencia con Marruecos como principal aliado de los imperialistas en el Magreb. Al final, estas son cuentas de negociación geopolíticas indecentes. Esta es la realidad de estos gobiernos reaccionarios.

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