Las consecuencias son múltiples, sobre la salud, la calidad del aire, los ingresos agrícolas, en particular el trigo, y la red eléctrica. Con la ola de calor extremo, vimos una fuerte demanda de electricidad, lo que agotó las existencias de carbón. Hubo falta de anticipación por parte de las autoridades, e India se enfrenta a una escasez de electricidad, la más grave en más de seis años, con el 70% de su producción eléctrica procedente del carbón.
El Ministerio de Ferrocarriles tuvo que cancelar más de 750 servicios de trenes de pasajeros a fines de mayo para liberar rieles para los trenes de carga y reponer las reservas de carbón en las plantas. Según datos de la Autoridad Central de Electricidad, de las 165 centrales eléctricas de carbón de la India, 94 están experimentando problemas de suministro de carbón y ocho no estaban operativas hasta el domingo. Eso significa que los inventarios han caído por debajo del 25% de los niveles normales. En Pakistán, la situación es aún más tensa y hay muchos cortes de energía.
Las consecuencias ambientales son colosales: según la NASA, en las regiones de Uttarakhand y Himachal Pradesh, la nieve de las montañas se derritió rápidamente. Más de 300 grandes incendios forestales ardían en todo el país hasta el 27 de abril, casi un tercio de ellos en Uttarakhand, según Forest Survey of India.
En Nueva Delhi, los residentes estuvieron sujetos a un cóctel particularmente dañino de olas de calor y contaminación, principalmente debido a la conflagración de dos gigantescos vertederos al aire libre.
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