Adaptarse o no al calor, ese es el reto de los franceses que llegan a Barcelona. Y si unos lo llevan mejor que otros, parece que franceses y españoles están casi igualados de cara al verano.
Foto: Jordi Cotrina/el periodico
Este es el problema número uno cuando un francés se muda a España: el calor. Con temperaturas en julio y agosto en Barcelona que suelen rondar los 30 grados, o incluso más en caso de ola de calor, la vida bajo el sol no siempre es buena para todos. Después de 5 años en Barcelona, Xavier, de 50 años y de París, lamenta no haberse adaptado al calor. “Cada verano, sueño con el frescor y las montañas. El calor seco no me molesta mucho, pero aquí estamos bañados por un calor muy húmedo, que es más difícil de soportar. Es imposible quedarse aquí todo el verano..”
Como él, muchos expatriados franceses en Barcelona dicen que sufren el calor del verano, especialmente la humedad. Pero este no es el caso de todos: otros aseguran haberse “adaptado” por fin al verano en Barcelona. Es el caso de Thomas, natural de Reims y residente en Barcelona desde hace dos años. “Acabé acostumbrándome al calor físicamente, con una alimentación adecuada, ropa ligera, hidratándome más a menudo…”, explica el joven de 27 años.
¿Adaptación genética al calor?
¿Algunos estarían predispuestos a soportar mejor el calor? Para Marie Borgne Renié, médica general, es posible… pero no lo es todo. “Podría haber algún tipo de adaptación genética al calor, una diferencia entre los recién llegados y las personas aquí por generaciones que tienen cuerpos más adaptados. Es el caso, por ejemplo, de África, donde la piel de la población está mejor preparada para resistir el sol. Pero estas adaptaciones tardan generaciones y generaciones en desarrollarse, y no hay muchas diferencias genéticas entre franceses y españoles, por lo que si hay una adaptación genética al calor, debe ser mínima.”, especifica el médico, que trabaja en el Clínica Médica Turó Park En Barcelona.
Por otro lado, de hecho hay una adaptación “rápida” del cuerpo, que se acostumbra al calor en pocos días. Marie Borgne Renié explica que una persona que viene, por ejemplo, del norte de Francia se adaptará en tres o cuatro días al calor de Barcelona, y eso de forma totalmente inconsciente. “Es como cuando hacemos deporte, el cuerpo se adapta para refrescarse: modificamos sus hormonas, lo que hace que, por ejemplo, vayamos menos al baño para sudar más y refrescar mejor el cuerpo.”.
Hábitos españoles a adoptar
Pero más allá de ese “nivel 1” de habituación al calor, el cuerpo no puede hacer mucho. Y ahí es donde entra el aspecto cultural: los españoles, para sufrir menos las altas temperaturas, implantan una serie de pequeños hábitos en su día a día, y esto de forma bastante inconsciente. Así, parece lógico que un barcelonés no salga al sol directo entre el mediodía y las 4 de la tarde, en verano viste diferente y sus comidas suelen ser más ligeras. Hábitos que pueden adoptar los franceses, o cualquiera que no soporte el verano en España.
Foto: Vicente Zambrano González/Ajuntament
Para el médico general, es, sobre todo, una dieta ligera: “la digestión usa muchas calorías, por lo que se puede usar menos para enfriar el cuerpo”. Comer fresco también es una buena opción, aunque consumir una bebida o comida muy fría puede tener el efecto contrario, haciendo que los intestinos gasten energía para calentarse. Tampoco se recomienda el alcohol, ya que dilata los vasos y, una vez más, le cuesta energía al cuerpo. El mejor amigo en caso de calor es, por supuesto, el agua, y Marie Borgne Renié suele aconsejar a los adultos de peso medio beber unos 2 litros al día en verano, aunque la cantidad también depende de varios factores.
No exponerse entre el mediodía y las 4 de la tarde parece casi obvio, lo que limita la actividad física intensa y protege la piel y la cabeza. El vestuario también debe estar adaptado al calor, con prendas holgadas y de colores claros que no atraigan el calor. Todos estos consejos son aún más importantes para los ancianos y los niños pequeños”.que regulan peor sus hormonas”, insiste el médico.
Última técnica para refrescarse: aplique una bolsa de hielo en la ingle, donde hay grandes vasos sanguíneos, lo que tiene el efecto de enfriar el cuerpo más rápido.
Y si a veces es desagradable sudar, es sin embargo un método eficaz para que el cuerpo se refresque naturalmente: “la sudoración es la señal de que el cuerpo está evacuando el calor por evaporación”, especifica Marie Borgne Renié, lo que también explica por qué el calor húmedo de Barcelona es menos soportable que otros. Si el aire es húmedo, la evacuación del calor por la transpiración es menos eficaz, lo que dificulta el enfriamiento del cuerpo.
El calor, un verdadero riesgo para la salud
Si todas estas “técnicas” para soportar el calor de Barcelona pueden parecer dolorosas, para los nuevos expatriados son necesarias. El golpe de calor nunca es agradable, y el golpe de calor puede convertirse en una tragedia. “Un golpe de calor puede convertirse rápidamente en una emergencia médica y debe ir al hospital.”, advierte el médico. Y eso desde los primeros síntomas, es decir, dolores de cabeza, mareos, náuseas…
“Si no lo cuidamos, puede convertirse en hipertermia, el cuerpo ya no puede regular su temperatura y tenemos una especie de fiebre, podemos empezar a vomitar o desmayarnos..” Si alguno de estos síntomas aparece después de la exposición al sol, su médico recomienda beber mucha agua, buscar un lugar fresco y controlar su estado. Pero para evitarlo, es mejor adoptar hábitos españoles a diario, porque aunque sabe adaptarse, el cuerpo no puede hacerlo todo por sí solo.
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