El clúster gigante continúa expandiéndose después de que los estudiantes regresen a Mallorca

Acerca de España, una casa gigante de
COVID-19 está creciendo, al igual que la controversia que surge de ella. Todo comenzó la semana pasada, cuando cientos de
Juventud dieron positivo por la variante Alpha en toda España después de regresar de una celebración de una semana en la isla de Mallorca, en el archipiélago turístico de las Baleares, para celebrar el final de sus exámenes.

Desde entonces, este caso, que ha sido noticia en este país, sigue siendo preocupante, ya que el número de casos vinculados a este brote aumenta día a día y la situación todavía parece no estar bajo control. Según datos del Ministerio de Salud del lunes, al menos 1.167 personas resultaron infectadas y 4.796 fueron puestas en aislamiento. Un joven de la Comunidad Valenciana (este) se encuentra en cuidados intensivos desde el lunes, según informan los medios.

«Grandes eventos sin control»

Era «el medio de cultivo ideal para promover la transmisión de múltiples orígenes y grandes eventos incontrolados», analizó el lunes Fernando Simón, jefe de epidemias del gobierno. El miércoles, los pasajeros de un avión que volaba entre Mallorca y Santiago de Compostela (noroeste) fueron puestos en cuarentena después de que 49 de ellos, incluidos los estudiantes que participaron en el viaje, dieran positivo, anunció la Xunta de Galicia.

Al menos 11 regiones del país ya han detectado casos vinculados a este brote. Solo en la región de Madrid, 778 personas obtuvieron resultados positivos y se aislaron 2.886 casos de contacto, dijeron funcionarios regionales el miércoles.

joven acusado de descuido

En Palma de Mallorca, 232 jóvenes «que tenían una conexión directa o indirecta con la casa» fueron confinados y encerrados en sus habitaciones del hotel Palma Bellver, informó este miércoles el gobierno regional. Probados, más del 25% de los confinados en este establecimiento, apodado “Hotel Covid”, son positivos al coronavirus. Las imágenes de estos jóvenes encerrados en este establecimiento junto al mar, gritando “somos negativos, queremos salir” o colgando el mismo mensaje en las toallas extendidas en los balcones, están por todos lados en los medios de comunicación.

Y mientras proliferan los casos, siguen lloviendo críticas, dirigidas tanto a este joven, que aún no ha sido vacunado, acusado de imprudencia, como a las autoridades. Música fuerte, objetos arrojados a la calle o alcohol entregado a las habitaciones gracias a cubos colgados de sábanas y luego izados a balcones: la policía local ha confirmado que ha intervenido reiteradamente en este hotel tras denuncias de los vecinos. Varios padres de jóvenes que se encuentran allí encerrados han apelado a los tribunales para que anulen el encierro impuesto a sus hijos. El miércoles, un juez ordenó su suspensión para los estudiantes que dieron negativo.

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