Tras violentos incendios, algunos territorios de España serán declarados en estado de “catástrofe” natural, estado que debería desbloquear ayudas a los habitantes afectados, ha anunciado este lunes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Durante una visita a Bejís, en la Comunidad Valenciana (este), el jefe de Gobierno dijo que la declaración de “estado de calamidad natural en los territorios asolados por los grandes incendios desde principios de año” se sometería a aprobación el próximo Martes.
Un “golpe psicológico” para los habitantes
Bejis se vio afectada la semana pasada por un gigantesco incendio que finalmente fue controlado tras arrasar más de 17.500 hectáreas de bosque, según datos satelitales del programa europeo Copernicus, y que provocó la evacuación de 2.200 personas. Sánchez lamentó el “golpe psicológico a un buen número de habitantes (…) representado por la pérdida de bienes personales y patrimoniales”, así como “la pérdida de biodiversidad” en los incendios.
“Desafortunadamente, lo que nos dice la ciencia es que los próximos veranos tendrán temperaturas aún más altas. Por lo tanto, nos enfrentamos a una emergencia climática”, dijo el primer ministro. El estado de catástrofe natural permite al Estado implantar una serie de medidas tras un desastre, concretamente mediante ayudas económicas a particulares por daños en sus viviendas, indemnizaciones concedidas a los ayuntamientos por gastos extraordinarios o subvenciones para la reparación de infraestructuras, etc.
Portugal en alerta máxima
España ha sufrido desde principios de año cerca de 400 incendios forestales que se han cobrado 287.000 hectáreas, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), más del triple que en 2021. Entre 2006 y 2021, una media de 67.000 hectáreas se quemaron cada año, cuatro veces menos según EFFIS.
El vecino Portugal, que el lunes estaba en alerta de incendios, vio 94.000 hectáreas quemadas en 2022, la mayor superficie desde los incendios de 2017 que acabaron con la vida de unas 100 personas, según el último informe del Instituto para la Conservación de la Naturaleza y los Bosques (ICNF). El clima extremo de este verano en España, donde las olas de calor se sucedieron sin tregua, combinado con la sequía, jugó un papel decisivo en estos incendios forestales.
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