Este «pez pulmonado» australiano (Neoceratodus forsteri) posiblemente también tendría el honor de muy poco ha cambiado desde la época en que ciertos peces salieron del agua, hace 420 millones de años, para aventurarse en los continentes. Esto explica el hecho de que el orden de peces pulmonados al que pertenecen tenga, precisamente, pulmones, lo que les permite respirar cuando nadan en la superficie.
En la versión preliminar de su estudio, publicado el 18 de enero en el sitio web de la revista Naturaleza, los investigadores escriben que esta «decodificación» confirma que sus peces no es un primo cercano del celacanto, otro sobreviviente de tiempos prehistóricos lejanos, pero que él está conectado más cerca del linaje que dio origen a los animales.
El poseedor del récord anterior era axolotl, un anfibio que vivía en México. Los expertos no están de acuerdo sobre por qué estas especies tienen genomas tan grandes o por qué, a la inversa, los humanos tienen genomas tan pequeños. Pero rápidamente quedó claro en la década de 2000, justo después de la primera decodificación de un genoma humano, que la inteligencia no era un factor determinante para explicar la complejidad genética.
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