El 19 de noviembre, México registró 100.000 muertes confirmadas por infección por coronavirus. Pero en realidad, el número de muertes por la pandemia ya es de 260 mil.
Esta cifra incluye las 100.000 muertes reconocidas oficialmente como víctimas del COVID-19 y las -160.000 restantes, “aún no se conocen las causas”. Son pacientes -la mayoría- que fallecieron en casa, porque no encontraron lugar en el hospital o simplemente porque tenían miedo de ir por el riesgo de contagio.
A esto lo denominan “mortalidad excesiva” y sirve para medir el impacto de la pandemia en México, con base en cifras oficiales.
¿Cómo explica el exceso? Si bien se registra casi el mismo número de muertes en cada país cada año, cuando se produce un fenómeno extraordinario como una guerra o, en este caso, una pandemia, se producen más muertes. Esto se conoce como exceso de mortalidad, es decir, muertes superiores a las esperadas.
En el caso mexicano, las muertes “extra” llegaron a 210.529.000 entre el 1 de abril y el 30 de septiembre -período pandémico-. De ese total, solo 80,660 fueron confirmados con COVID-19.
Esto significa que por cada persona asesinada por COVID hubo 2.6 muertes, proporción que prácticamente se mantuvo en el cómputo mensual de muertes adicionales, aun cuando las entidades tuvieron mayor número de muertes en diferentes meses.
Así, al llegar a las 100.000 muertes confirmadas por COVID el jueves, la cifra proyectada en base a cifras oficiales sería de 260.000 muertes tras nueve meses de pandemia, donde se mantuvo el mismo factor de 2,6 muertes para cada uno de los coronavirus.
Es una cifra superior a las 60 mil muertes que, según dijo en junio el subsecretario Hugo López-Gatell, sería un “escenario catastrófico” para el país. Sin embargo, este número se alcanzó desde el pasado agosto.
Animal político y Proyecto Li calculó las defunciones más allá de las previstas, con base en el Registro Nacional de Población (Renapo) y los registros civiles totales, en el caso de entidades que registran sus datos con demora o inconsistencias. Mientras tanto, el Ministerio de Salud incluye solo 25 estados en su cálculo.
Aunque la proporción reportada oficialmente por el Ministerio de Salud en su último informe de exceso de mortalidad del 10 de octubre, sin incluir siete entidades, registró 203 mil muertes en exceso, de los cuales 80 mil fueron confirmados con COVID. Por tanto, su proporción es de 2,4 muertes.
En el conferencia de prensa, López-Gatell lamentó que los medios se centren en “La perspectiva alarmista” desde el comienzo de la epidemia, mediante la publicación de estadísticas.
“La epidemia es terrible en sí misma, no le agregue drama. Poner las estadísticas en las portadas porque no creo que sirva de mucho ”, dijo el funcionario.
El Subsecretario de Salud, @HLGatell Reiteró que hay medios de comunicación que han convertido la noticia de la pandemia en un mecanismo de enfrentamiento político. pic.twitter.com/ShU8w7qIyK
– Política Animal (@Pajaropolitico) 20 de noviembre de 2020
También dijo que la noticia se convierte en “una cuestión de venta o un mecanismo de enfrentamiento político”, no solo con el gobierno, sino con la sociedad.
“El número redondo, cuando llegamos a 100 mil (muertos), parece ser una publicidad atractiva para un hecho tan dramático y es una falta de respeto a las personas que perdieron la vida ya sus familias”, concluyó.
Rebrote
A principios de noviembre, el director de Epidemiología, José Luis Alomía, advirtió que en nueve estados ya había un aumento epidémico en el número de casos, pero siete de ellos superaron el primero y el segundo pico epidémico, al que denominó el “efecto rebrote”. .
“Lo llamamos efecto rebrote porque en su momento este incremento en la curva epidémica que tenían en las últimas semanas, ya había superado el primer o segundo pico, es decir, tienen una tendencia ascendente y son mayores a lo observado”.
Se estaba refiriendo a Chihuahua, Durango, Ciudad de México, Querétaro, Aguascalientes, Coahuila y Zacatecas, con aumento de infecciones y hospitalizaciones.
Sin embargo, hasta el 18 de noviembre de este año, solo Chihuahua y Durango volvieron al semáforo en rojo por el aumento de contagios, mientras que la Ciudad de México, con un aumento, estableció mayores restricciones a las actividades económicas, pero aún mantiene el semáforo naranja.
Guerrero, Estado de México, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Colima, Zacatecas, Aguascalientes, Nuevo León, Coahuila, Sonora y Sinaloa también están en naranja.
Solo Campeche tiene semáforos verdes y otros once estados están en amarillo (Quintana Roo, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Tamaulipas, Nayarit y Michoacán).
Sin embargo, el cambio de semáforos que se refleja en el licenciamiento o restricción de actividades, es una decisión que depende del factor económico, ya que el cierre de industrias y negocios impacta en la economía de cada estado y, por ende, en los ciudadanos.
Por ello, por ejemplo, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto para anticipar la entrega del bono de Navidad a los burócratas a partir del 9 de noviembre, previo al Bom Fim, que se extiende hasta el 20 de noviembre.
Aunque debería reactivar la economía, también han traído un aumento en el flujo de personas en las calles, según informes de prensa.
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