Se sabe que los edificios levantados por los romanos hace 2.000 años y más resisten extraordinariamente bien los estragos del tiempo. Un equipo de científicos con participación suiza logró desentrañar el secreto de la longevidad del hormigón romano.
Los investigadores analizaron muestras de un muro de hormigón de la era romana de 2.000 años de antigüedad del sitio arqueológico de Priverno, cerca de Roma. Los análisis realizados en particular con rayos X mostraron que el hormigón se había mezclado en caliente con la adición de cal viva.
El resultado es la presencia de grandes agregados de cal que, en presencia de agua, funcionan como fuente de calcio y rellenan los espacios vacíos. El calcio también reacciona con otro aditivo utilizado por los romanos, la puzolana, una roca volcánica, creando estructuras cristalinas que se vuelven cada vez más duras con el tiempo.
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De este modo se refuerza el hormigón. Los áridos de cal al reaccionar con el agua que se infiltra por posibles fisuras le confieren una capacidad de autocuración, y esto a lo largo de milenios, según los autores, que afirman haber desarrollado su propia receta de hormigón duradero a partir de esta investigación.
Investigadores del Instituto de Mecánica de Materiales IMM SA en Grancia (TI) también contribuyeron a este estudio publicado en la revista Science Advances.
ats/gma
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