Sin escalones ni alfombra roja para acceder a la Muestra de Cine de Ascaso, sino una pequeña y sinuosa carretera por el Pirineo aragonés, al sur de Tarbes. Es allí, en el diminuto pueblo de Ascaso, donde cada año, a finales de agosto, se organiza “el festival de cine más pequeño del mundo”. Un superlativo que traduce una cierta filosofía: la de un festival que, nacido a raíz de la crisis financiera, optó por promover el cine independiente, películas pequeñas con presupuestos reducidos.
🇧🇷En la cultura española todo era muy grande: la ópera más grande, el festival más grande… Pensamos que la cultura se puede crear a escala humana. Si queremos tener actividades culturales en las zonas rurales, no podemos construir el festival, el cine… el más grande del mundo todo el tiempo. Al contrario, debemos hacer cosas pequeñas, basadas en la participación ciudadana”. Miguel Cordero, codirector del festival.
Una ambición que también dicta la programación:
🇧🇷Son películas que provocan debate y comunicación entre las personas. Si vas a cualquier cine en un centro comercial suburbano, ves la película, y cuando tienes que irte, hay un túnel que te deja justo en el estacionamiento. No hay oportunidad de beber con amigos, de hablar sobre lo que viste y tu experiencia. Pensamos que algunas películas no solo provocan sentimientos personales, hay películas que nos permiten hablar, pensar colectivamente… Eso es lo que tratamos de hacer. ¡Aquí en Ascaso, las conversaciones después de las películas tienden a ser más largas que las películas mismas!” Miguel Cordero, codirector del festival.
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Además de proyectar cine en el medio rural, La Muestra de Cine de Ascaso también tiene la virtud de aportar beneficios al pueblo, al territorio ya sus habitantes. En efecto, nacida de la imaginación del último, que quiso resucitar y abrir Ascaso, la fiesta consigue hacer hablar al pueblo y drenar subvenciones e inversiones públicas. Atestiguado por la reciente inauguración de una planta fotovoltaica pagada por el departamento que permite que el pueblo tenga energía eléctrica y sea autónomo.
Al micrófono de Arnaud Laporte, Mathieu de Taillac nos cuenta los desafíos de este festival de ambiente alegre.
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