Tras la victoria de la Orquesta Kalush el sábado en el Festival de la Canción de Eurovisión, la costumbre tendría a Ucrania como sede de la próxima edición.
Volodymyr Zelensky expresó el deseo de que se celebre en 2023 en la ciudad “libre, pacífica y reconstruida” de Mariupol. Pero es difícil imaginar hoy que la estratégica ciudad portuaria de Ucrania, aún fuertemente bombardeada por los rusos, según informó Kiev, pueda recibir pronto a toda Europa para celebrar la próxima edición de la competencia. Lo mismo ocurre con Kiev o cualquier otra ciudad ucraniana, cuyo futuro en los próximos doce meses es más que incierto.
La tradición de que el país ganador reciba al año siguiente no es, sin embargo, una obligación, recuerda en Le Parisien Benoît Blaszczyk, secretario de la asociación francesa Eurofans. “Ganar la competencia simplemente prioriza la organización del próximo año, explica, no hay obligación de organizar la competencia cuando obtienes la victoria”.
La normativa también prevé que, en caso de negativa o imposibilidad, otro país se haga cargo. “Suele ser uno de los países Big Five (los cinco mayores contribuyentes a la Unión Europea de Radiodifusión, que organiza Eurovisión, a saber, Francia, Italia, España, Alemania y Reino Unido)”, precisa también el especialista.
Le Parisien también recuerda que la situación ya se ha dado en el pasado: “en 1960, 1963, 1972 y 1974, el Reino Unido sustituyó así a los Países Bajos, Francia, Mónaco y Luxemburgo. Lo mismo en 1980 cuando, tras una segunda victoria consecutiva de Israel, los Países Bajos organizaron el concurso en La Haya”, esta vez por motivos económicos.
Ucrania, que ahora tiene tres victorias en Eurovisión a su nombre, había sido sede del evento en 2005 y 2017 en Kiev. Entonces, ¿qué será en 2023? En un comunicado, la Unión Europea de Radiodifusión (EBU), que gestiona la organización de Eurovisión, se mostró cautelosa: “Felicitamos a Ucrania y a la Orquesta Kalush por su victoria y su destacada actuación. Empecemos ahora a planificar la edición de 2023 con la emisora. Es obvio que la organización de la competición del próximo año implica desafíos únicos.
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