Más de 10.000 empresas se esfuerzan por utilizar la biblioteca de herramientas de IA de código abierto de Hugging Face para diseñar sus propios servicios. maciek905 – stock.adobe.com
DESCRIPCIÓN – Valorada en 2.000 millones de dólares, esta plataforma de código abierto tiene una visión opuesta al modelo cerrado de ChatGPT.
Al poner en línea ChatGPT en noviembre pasado, la empresa estadounidense OpenAI provocó un pequeño terremoto. Esta herramienta, capaz de hablar con los internautas y generar cualquier tipo de texto bajo demanda, ha dado a conocer al gran público los galopantes avances de la inteligencia artificial. Pero, ¿cómo funciona realmente ChatGPT? ¿Con qué datos aprendió a hablar y escribir esta IA? ¿Se le han inculcado valores y, de ser así, cuáles? Ante estas preguntas, la comunidad científica se enfrenta a una barrera: OpenAI, financiado con 10.000 millones de dólares por Microsoft, se niega a abrir su capó. ChatGPT es una caja negra.
La privatización de los avances en inteligencia artificial es un riesgo que Hugging Face quiere combatir. Esta empresa, fundada por tres franceses y valorada en US$ 2 mil millones, es desconocida para el gran público, pero imprescindible en la comunidad de la IA. Más de 10.000 empresas, entre ellas Pfizer, Renault o Roche…

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