El pasado 5 de agosto se desató un incendio provocado por un rayo en Matanzas, el mayor reservorio de petróleo de Cuba.
A pesar del coraje y esfuerzo de los bomberos, el fuego rápidamente se salió de control, al punto de arder durante una semana entera y dejar 16 bomberos muertos y al menos 132 heridos. A este drama humano se suma un drama económico y logístico, ya que 52 millones de litros de crudo o fuel oil fueron arrastrados por las llamas. Esta es una dificultad para la isla que, ante el bloqueo estadounidense, lucha desde hace varios meses para abastecer de energía eléctrica a todo el país.
Durante la pandemia de la COVID-19, fiel a su ambición revolucionaria, Cuba se destacó por su solidaridad al enviar médicos a todos los rincones del mundo para combatir el virus. En Andorra, Italia, pero también en Martinica, Guadalupe, Guyana y San Pedro y Miquelón. ¡El silencio del presidente de la República, Emmanuel Macron, y su ministra de Relaciones Exteriores, Catherine Colonna, sobre el incendio es, de hecho, aún más incomprensible y repugnante! Desafortunadamente, Francia no es la única que permanece en silencio, mirando para otro lado, ya que, con la excepción de México y Venezuela, ningún país brindó asistencia logística a Cuba durante este incendio.
Esta tragedia, por tanto, pone de relieve un punto esencial: ¡es urgente poner fin al bloqueo de Estados Unidos a Cuba!
Desde hace 60 años, el Movimiento de Jóvenes Comunistas de Francia y el Partido Comunista Francés denuncian este bloqueo que hizo perder a la economía cubana más de 120 mil millones de dólares. Y si es notable la forma en que el pueblo cubano sabe y cómo se desarrolla a pesar de las sanciones económicas de Estados Unidos, ¡esta injusticia duró mucho tiempo!
¡El bloqueo ilegal e inmoral condenado casi unánimemente por las Naciones Unidas debe terminar de inmediato!
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