5:00 pm, 5 de junio de 2021
El tema es crucial. Pero los candidatos a las “mega-elecciones” de mitad de período en México que se llevaron a cabo el domingo se opusieron al silencio ensordecedor durante la campaña. Los aproximadamente 500 diputados federales y 20.000 alcaldes, concejales y gobernadores de los estados federados que están poniendo en marcha su sede prefirieron centrarse en la crisis de salud, economía y seguridad que en el tema migratorio. Sin embargo, esto está lejos de resolverse. En las fronteras norte y sur del país, la situación es incluso explosiva.
A mediados de mayo, las autoridades estadounidenses informaron que habían bloqueado a más de 178.000 inmigrantes ilegales de México en abril. Eso es 5,000 más que en marzo … y diez veces más que en abril de 2020, cuando el ex presidente Donald Trump siguió una política migratoria particularmente restrictiva. El ascenso al poder del gobierno de Biden ha sugerido un tratamiento más flexible en Centroamérica, al menos para los adultos. Porque el número de familias que prueban suerte y de menores no acompañados – que el gobierno de Biden permite quedarse en Estados Unidos con familiares – fue, ellos, bajo ese mes. Aún así, desde octubre de 2020 hasta abril de 2021, más de 720,000 candidatos probaron suerte en vano, incluidos 400,000 provenientes principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador y 320,000 mexicanos.
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El presidente socialista Andrés Manuel López Obrador podría aprovechar esta afluencia de candidatos por el sueño americano para chantajear a su vecino, como hacen Turquía y Marruecos con Europa. Pero el escenario sigue siendo hipotético. “La dependencia económica de nuestro país de Estados Unidos es tan grande que tenemos un margen de maniobra muy limitado para generar presión”, dice Javier Urbano Reyes, investigador de la Universidad Iberoamericana de México y especialista en migración.
Un país anfitrión en lugar de un país de tránsito
Principalmente porque el sur del país también está bajo tensión. Según la Unidad de Política Migratoria del gobierno mexicano, 87,260 migrantes irregulares fueron arrestados en 2020 por el Instituto Nacional de Migración, incluidos casi 39,000 de Honduras, 32,000 de Guatemala y 8,600 de El Salvador. Un número muy por debajo de las 183.000 detenciones del año anterior. En cualquier caso, estas estadísticas no reflejan la realidad: según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 300.000 personas ingresan ilegalmente a México cada año.
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Durante una década, el país se ha transformado en un destino de recepción en lugar de un destino de tránsito. “El desafío es cómo integrar a estas poblaciones a la economía para aprovechar al máximo a estas personas talentosas y resilientes”, confirma Alberto Cabezas, vocero de la OIM en el sitio. Incluso según el profesor Javier Urbano Reyes, “los sucesivos gobiernos mexicanos nunca han elaborado una política pública de acogida e integración de migrantes”.
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