AFP, publicado el miércoles 27 de octubre de 2021 a las 2:11 am.
Los tiburones que atacan a surfistas o nadadores tienen tan mala vista que los científicos han llegado a la conclusión de que probablemente los estén confundiendo con sus presas habituales, pinnípedos como leones marinos, según un estudio del miércoles.
“Desde el punto de vista de un tiburón blanco, ni el movimiento ni la forma permiten una distinción visual inconfundible entre pinnípedos y humanos”, escriben los autores del artículo en Interface, una revista de la Royal Society. Llegan a la conclusión de que su trabajo “apoya la teoría de la identificación errónea para explicar ciertas mordeduras”.
“Este es el primer estudio que prueba esta teoría desde el punto de vista visual de un tiburón blanco”, dijo a la AFP la autora principal, Laura Ryan, investigadora del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Australiana Macquarie.
Los ataques de tiburones siguen siendo raros (menos de sesenta en todo el mundo en 2020), según un departamento especializado de la Universidad de Florida. Pero mantienen, según el estudio, un clima de miedo “desproporcionado”, asociado al desconocimiento de las motivaciones del animal, especialmente cuando el ataque no es provocado. En ocasiones, la consecuencia son campañas de caza que también perjudican a otras especies.
La mayoría de las veces se incrimina a tiburones blancos, tigres y bulldogs, principalmente atacan a los surfistas.
Si se sabe que el tiburón blanco detecta sonidos y olores desde grandes distancias, de cerca se supone que depende principalmente de su vista para localizar y apuntar a sus presas.
– Insensible al color –
Sin embargo, el sistema visual del tiburón es casi insensible al color y tiene una capacidad muy baja para distinguir los detalles de una forma. Su poder de resolución, hasta seis veces menor que el de un humano, es incluso menor en los tiburones blancos jóvenes, que tienen un mayor riesgo de mordeduras fatales para los surfistas, según el estudio.
Para probar la teoría de la identificación errónea, el equipo de Macquarie realizó “videos tomados desde el punto de vista de un tiburón y los procesó con un programa para imitar el sistema visual del tiburón” y específicamente su capacidad para distinguir una forma y su movimiento, explica el científico.
Para ello, grabaron desde el fondo de una cuenca las imágenes y videos de un lobo marino y una foca, manjar para el tiburón, que pasaría cerca de la superficie, a pocos metros sobre el nivel del mar. Luego compararon sus señales con las de los nadadores y surfistas que remaban con los brazos, con o sin patadas, en los tres tipos principales de tablas de surf (longboard, shortboard e híbridas).
Desde la perspectiva de un tiburón blanco joven, los signos de movimiento de un nadador, como los de un surfista remando en su tabla, son casi indistinguibles de los de un pinnípedo, según el estudio.
A fortiori en agua de mar, donde la visibilidad sería menor que en la cuenca utilizada para el experimento.
En forma, un pinnípedo con aletas dobladas se parece más a un nadador o surfista en su tabla corta que a un pinnípedo con aletas extendidas. “Los longboards se parecen menos a un león marino”, dice Me Ryan, quien señala que “ha habido incidentes de mordeduras en longboards”.
Los investigadores ahora intentarán determinar si un “cambio en las señales visuales de una presa potencial sería una técnica de protección eficaz contra los tiburones blancos”, continúa el científico.
Con el imperativo de soluciones que “no solo eviten las picaduras de tiburones, sino que no pongan en peligro a otras especies marinas”.
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