CRÍTICA – Con Cate Blanchett y Bradley Cooper, el director mexicano prueba el cine negro. Con elegancia y talento.
Callejón de pesadilla no movió multitudes en los Estados Unidos. Excepto hombre araña y sus acrobacias juveniles, las películas lucharon por traer al público de vuelta a los cines en masa. Un cine negro, incluso con estrellas, incluso con la firma de un autor de prestigio, parece hoy condenado al fracaso.
Guillermo del Toro, en la fuerza de su triunfo con La forma del agua (León de Oro en Venecia en 2017), cumple un viejo sueño al llevar a la pantalla la obra de William Lindsay Gresham, un escritor que se suicidó en 1962 y lo ahogó todo en alcohol (marxismo, psicoanálisis, tarot, cristianismo, budismo) – Gallimard Tuve la buena idea de volver a publicar esta novela publicada bajo el título el charlatán y ya adaptado por Edmund Goulding con Tyrone Power en 1947.
elegancia atractiva
Charlatán, Stan Carlisle se convierte en uno cuando trabaja en un carnaval cuya atracción principal es una bestia que decapita gallinas con sus dientes. De hecho, un monstruo, un borracho, un friki (derivado de “geck”, idiota) encerrado en una jaula por un siempre inquietante Willem Dafoe.
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Guillermo del Toro se siente como en casa entre esta gente marginada (enano, contorsionista, mujer barbuda y otros fenómenos), pero no se pasa de la raya, prefiriendo el realismo oscuro a la magia grotesca. El ambicioso y seductor Carlisle (bradley cooper, decididamente sorprendente desde sus inicios en la pochade muy mal viaje) lleva a la inocente Molly (Rooney Mara) a la gran ciudad. Ella lo ayuda en un acto mentalista, pero rápidamente se encuentra abandonada. Carlisle se une a la psiquiatra Lilith (Cate Blanchett) para engañar a sus adinerados pacientes en duelo.
El cineasta mexicano recorre este callejón de pesadilla con elegancia trampantojo. Callejón o ciclo cruel que se cierra en Carlisle, antihéroe de una fábula sobre la credulidad y la codicia. La trayectoria de Carlisle es también una metáfora del cine, originalmente un arte de feria antes de convertirse en entretenimiento de interior. Las plataformas de streaming siguen siendo una pesadilla lejana para narradores y modeladores como Guillermo del Toro.
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