Nuevo informe del IPCC: aquí hay 5 cosas para recordar

Nuevo informe del IPCC: aquí hay 5 cosas para recordar

“Este informe reconoce la interdependencia del clima, los ecosistemas, la biodiversidad y las sociedades humanas”, afirman los autores en la introducción del informe. último informe del IPCC. Este es sin duda el punto fuerte del informe: es imposible entender el cambio climático sin considerar las fuertes y complejas interacciones entre las diferentes esferas terrestres. Esta consideración es aún más importante para considerar medidas efectivas contra el cambio climático.

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Eventos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes

Olas de calor, fuertes lluvias, inundaciones, ciclones, sequías, devastadores incendios… Todos estos fenómenos meteorológicos extremos se están produciendo cada vez con mayor frecuencia y están directamente relacionados cambio climático global. Estos desastres meteorológicos impactan directamente a las poblaciones. Por ejemplo, todas las regiones sujetas a olas de calor extremo han visto aumentar significativamente su mortalidad. En las ciudades, el aumento de la temperatura conduce a una mayor contaminación del aire, lo que provoca problemas de salud.

El informe del IPCC también señala que No todas las regiones del mundo están sujetas al mismo riesgo. y que existen enormes diferencias en la vulnerabilidad de las poblaciones. Los episodios repetidos de inundaciones o sequías han provocado una grave inseguridad alimentaria y un aumento de la malnutrición, particularmente en África, pero también en América Central y del Sur.

Los episodios de sequía severa conducen a un aumento de la inseguridad alimentaria, con todos los efectos en la salud humana que ello conlleva.

© Jasper Suijten, Shutterstock

Los episodios de sequía severa conducen a un aumento de la inseguridad alimentaria, con todos los efectos en la salud humana que ello conlleva.

La población humana no es la única afectada por estos fenómenos meteorológicos extremos. La biodiversidad, pero también algunos sistemas naturales precariamente equilibrados, se ven gravemente afectados. En estos casos, el daño parece irreversible. Este es particularmente el caso del derretimiento de los glaciares y el permafrost, que ahora ha llegado a un punto sin retorno.

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Interdependencia: Las acciones humanas sobre los ecosistemas aumentan nuestra vulnerabilidad al cambio climático

El informe también señala con el dedo las acciones de degradación y destrucción de los ecosistemas por la actividad humana, que no hacen más que aumentar la vulnerabilidad de las poblaciones al cambio climático. El uso inadecuado e irracional de la tierra y los recursos naturales, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la contaminación… todas estas acciones humanas repercuten en la capacidad de adaptación de los ecosistemas al cambio climático. Sin embargo, la degradación de los ecosistemas tiene efectos en cascada y a largo plazo en nuestras sociedades. Las comunidades que dependen directamente de estos ecosistemas son las más afectadas. Los autores del informe estiman que, debido a esta interdependencia, entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en un contexto de alta vulnerabilidad al cambio climático.

+ 1,5°C, límite que no se debe sobrepasar

Según los expertos del IPCC, limitar el aumento de temperatura a 1,5°C a corto plazo (hasta 2040) podría limitar los daños, reduciendo sustancialmente las pérdidas relacionadas con el cambio climático y los daños a las poblaciones y los ecosistemas. Sin embargo, esto no podrá detenerlos a todos. Por lo tanto, incluso suponiendo un aumento “razonable” de 1,5°C, el informe proyecta que entre el 3% y el 14% de las especies de los ecosistemas terrestres estarán amenazadas de extinción. Estas proporciones aumentan dramáticamente para modelos de temperatura más pesimistas. Tampoco evitará que continúe el aumento del nivel del mar, ni la ocurrencia de sequías o inundaciones, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de las regiones más vulnerables a este tipo de eventos climáticos. Los especialistas pronostican así, a más o menos largo plazo, un deterioro general de la salud humana y de la calidad de vida. Algunas enfermedades, como el dengue, pueden extenderse a regiones más grandes en relación con los cambios de estación.

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El informe también advierte de los dramáticos efectos que tendría un aumento de temperatura de más de 1,5°C en las próximas décadas. Tal aumento de la temperatura global daría lugar a “impactos irreversibles” en determinados ecosistemas, en particular los de las regiones polares, montañosas o costeras. El riesgo para las poblaciones humanas también aumentaría severamente. La interacción entre los distintos procesos naturales que reaccionan al aumento de la temperatura, como la reducción de la capacidad de almacenamiento de carbono en el suelo o la liberación de gases de efecto invernadero a la atmósfera, conduciría a un círculo vicioso del que romper. Los expertos estiman que, por encima de 1,5°C, volver a un nivel aceptable de calentamiento global sería extremadamente difícil.

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La urgencia de implementar medidas de adaptación a gran escala

Sin embargo, el informe del IPCC considera que existen muchas opciones de adaptación que pueden reducir significativamente el riesgo climático y la vulnerabilidad. Algunas ya han sido aplicadas, pero su generalización depende en gran medida de la capacidad y voluntad de reacción de los distintos gobiernos. Los expertos señalan, sin embargo, que las decisiones a favor del clima son cada vez más numerosas y que las soluciones implementadas muestran un impacto positivo en varias áreas, como la producción agrícola, la salud, las condiciones de vida y la conservación del medio ambiente. biodiversidad Sin embargo, esta movilización es muy desigual, suele darse a pequeña escala, de forma esporádica, en sectores muy específicos, y solo apunta a impactos coyunturales o de corto plazo. Por lo tanto, es urgente desarrollar soluciones a gran escala y muy diversificadas para combatir los riesgos que varían de una región a otra.

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El informe señala en particular que para mantener la resiliencia de la biodiversidad y el buen funcionamiento de los ecosistemas a pesar del cambio climático, se debe preservar entre el 30 y el 50 % de la superficie terrestre. Según los autores, actualmente menos del 15% de la tierra, el 21% de los ríos y acuíferos y el 8% de los océanos están protegidos. Números demasiado bajos para permitir que los ecosistemas sean resilientes frente al cambio climático.

Volver a prácticas ecológicas

Entre las soluciones de adaptación que se desarrollarán a nivel mundial, el informe detalla la importancia de la gestión de los recursos hídricos. Recuperación de humedales y ríos, plan de ordenación del territorio que incluye la definición de áreas no edificables, mantenimiento de áreas forestales… estas medidas permiten, en particular, combatir el riesgo de inundaciones. La gestión del agua en las tierras agrícolas, el establecimiento de sistemas de riego eficientes y bien fundamentados son actualmente una de las respuestas más implementadas para reducir significativamente la vulnerabilidad de las poblaciones al cambio climático. Sin embargo, estas medidas deben ser supervisadas para asegurar un equilibrio con los ecosistemas circundantes. Los expertos alientan particularmente el desarrollo de prácticas agroecológicas, ya que parecen tener un fuerte impacto en el control de enfermedades, la polinización y, en particular, el almacenamiento y secuestro de carbono en el suelo. Sin embargo, la implantación de estas prácticas tropieza con argumentos económicos y costes de implantación, problemas de gestión o falta de conocimiento e información. Por lo tanto, su implementación real varía mucho según el contexto socioeconómico.

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Desafortunadamente, los expertos del IPCC notan el aumento en la implementación de soluciones mal adaptadas, que se enfocan en un sector en particular sin tener en cuenta las interacciones entre diferentes procesos. El informe cita, por ejemplo, el establecimiento de diques para reducir el riesgo de inundaciones o inundaciones. Si estas soluciones tienen un efecto positivo a corto plazo, reduciendo la vulnerabilidad de la población, pueden, sin embargo, aumentar el riesgo a largo plazo, degradando los ecosistemas y reduciendo su resiliencia al cambio climático.

El informe muestra la importancia de evaluar el impacto de cada medida a largo plazo, recordando la interdependencia de los diferentes ámbitos biológico, geológico y humano.

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