Celebracion, que este es un título bien elegido para celebrar con dignidad el fin del año 2021. Acompañado de vigorosos sonidos extraídos de la música extranjera y melodías europeas, ONB nos lleva en un viaje musical desde La Habana a Río.
Es una orquesta de construcción ligera que nos recibió el miércoles 15 de diciembre y el jueves 16 de diciembre en el Convento dos Jacobinos. La mesa de percusión se multiplicó por dos o tres, la de latón parece haber corrido la misma suerte. Sin duda, espere una generosa distribución de decibelios. Desde este punto de vista, no nos decepcionará. La música de Ginastera, Villa-Lobos, Lecuona y otros Arturo Marqués, si bien no carece de matices delicados y evocadores, no escatima en acordes potentes y sonoros de tal naturaleza que no deja que el público de Rennes pierda su filo.
Es de un músico contemporáneo, el argentino Esteban Benzecry, y su Tanguera abriendo, abriendo el camino del tango, que abrimos la bola. Esta creación de 1993 fue encargada por coros y orquestas juveniles mexicanas y está dedicada al director Fernando Lozano, quien la creó en 1995. Es sobre todo un homenaje al prestigioso músico Astor Piazzolla, fallecido unas semanas antes.
La suite nos permite encontrar un buque insignia de la música sudamericana en la persona de Heitor Villa-Lobos y su preludio a una de las Bachianas Brasileiras, n ° 4. No es necesario insistir en la universalidad de estas piezas, son magníficas y este preludio a nosotros le permitirá conocer al centelleante pianista francés de origen mexicano y libanés, Simon Ghraichy.
Representado con humor como una estrella de rock al piano, este chico alto y desgarbado con opulentos cabellos rizados es, sin embargo, un alumno del respetado Michel Beroff en el Conservatorio Nacional de Música de París. Su forma de jugar, llena de energía y destreza irreprochable, no le impide saber jugar con los silencios y aportar a su interpretación matices delicados como muy fuertes llenos de entusiasmo, más cierto aún cuando habla del estreno mundial. de la obra de Gabriela Ortiz, “Fractalis para piano y orquesta”. Se deja llevar por la yuxtaposición de imágenes geométricas y brillantes y su imaginación nos invita a pensar ¿cuál sería “la música de cientos de cactus moviéndose de forma casi coreográfica en un desierto en movimiento? ¿Cómo sonaría el engranaje de una máquina hecha de cristales de sal si varias de estas máquinas estuvieran funcionando simultáneamente pero a diferentes velocidades, cómo sería este caleidoscopio rítmico? “(fuente: sitio web de Gabriela Ortiz).
La orquesta está bajo la dirección de Simone Menezes, directora ítalo-brasileña que vive en Francia desde 2017. Con autoridad indiscutible, la ONB sí con una batuta firme y precisa. Ella está claramente involucrada con esta canción rebosante de energía y entusiasmo y sabe moderar el exceso para subrayar mejor sus matices. No hay por qué sorprenderse cuando sabemos que con tan solo 20 años había creado la camerata latinoamericana, con la que cosechó justas recompensas.
Alberto Ginastera y su espectacular suite op.8 resort nos invitarán a un recorrido dividido en cuatro ambientes. “Trabajadores agrícolas”, trabajadores agrícolas, seguido de “danza del trigo”, la danza del trigo, luego “los peones de la hacienda”, los empleados de la hacienda, y finalmente “danza final” que no hizo no es necesario traducir.
El ritmo a veces aterrador, aunque perturbador, de esta obra evoluciona hacia algo más real y terrenal, que recuerda mucho a Stravinsky. El final en forma de danza guerrera y peluda nos da un golpe de gracia hipnótico.
Por último, pero no menos importante, concluiremos este genial concierto con el “danzón para orquesta n ° 2” de Arturo Màrquez. Las primeras notas, al ritmo de un tango tranquilo y elegante, se abren a una melodía más plena que el piano termina con notas de jazz. Esta calma durará poco tiempo, la melodía corre y toma prestados ritmos frenéticos de la samba hasta que la flauta viene a calmarla. El piano y el violín conversan suavemente, por lo que un amplio período musical lo trae como un soplo.
Pero no hay forma de ser sabio, esta savia sudamericana, siempre presente en la música, riega vigorosamente la melodía y le da una identidad real. Esta será, sin duda, la palabra clave de la noche.
Saludados calurosamente por un gran público, protagonistas de este momento excepcional, haremos la oferta como bis de una canción de Astor Piazzolla que nos resulta muy familiar.
Fotos: Laurent Guizard
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