Salud.  Vencieron al cáncer de mama y remontan el Loira en un barco dragón

Salud. Vencieron al cáncer de mama y remontan el Loira en un barco dragón

A bordo de su barco dragón, ocho de ellos remarán, acompañados de un timonel profesional, para recorrer 200 km. » La idea vino del doctor Frédéric Truchet. Quería organizar un evento íntegramente dedicado a estas mujeres que tienen o han tenido cáncer de mama. Quería mostrarles que hay vida después de la enfermedad y que son capaces de lograr grandes cosas”, explica Lucie Munier, una de las organizadoras del ataque de mujeres unidas.

Este año, 11 nacionalidades están presentes para aceptar este desafío. “Hay mujeres de Australia, Irlanda, Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Inglaterra, Italia, España, Austria, Nueva Zelanda y Francia. Y todo esto gracias a la distribución de nuestra película en las redes sociales”, dice Lucie.

una organización meticulosa

Para apoyar mejor a estas mujeres, 17 personas del Staff las acompañan a bordo de los barcos o en tierra. Entre ellos, dos médicos, un equipo de cocina, un equipo de logística, dos responsables de comunicación y producción de una película que narra la aventura y un timonel profesional por barco. “Acampan dos noches en medio de la nada. Estamos en camino, traemos sus maletas, todo el equipo necesario para dormir y armamos el campamento”, explica Pierre Beaudet, voluntario del equipo de logística. “Los cocineros preguntan a cada uno de los participantes sobre su alimentación, alergias y gustos. Todas las comidas están meticulosamente preparadas para tu bienestar”, añade.

Toda esta organización tiene un costo. Para cubrir al máximo los gastos, se realizó una gala. “La asociación Pagaie plus loin organizó una subasta de arte para financiar parte del evento”, explica Lucie Munier. “Hacemos todo lo posible para que las niñas paguen su registro lo más barato posible”, subraya Pierre. Con todo este esfuerzo, cada participante paga la suma de 780€.

“Una aventura humana”

Estos cuatro días tienen un efecto terapéutico y psicológico en estas mujeres que han pasado por un momento difícil. “Es una celebración de la vida que experimentarán juntos. Disfruta, sé tú mismo, mantente abierto a los demás y a la naturaleza que te rodea”, aconseja el Dr.r Frédéric Truchet a los participantes, durante la ceremonia de apertura de esta edición.

De hecho, cada día se colocará bajo el signo de la cohesión y la comunicación. “Planeamos reuniones por la noche con los alcaldes de los municipios que nos acogen, agricultores o incluso artistas locales que van a dar conciertos. Es sobre todo una aventura humana”, concluyó Pierre Beaudet. Para septiembre está prevista una segunda edición, con el mismo recorrido, debido a la gran cantidad de mujeres que no pudieron inscribirse en la de agosto.

«Nos superamos juntos, es mágico»

Sonja y Véronique viajaron millas para venir y unirse a United.

“Es mi primera vez”, explica Véronique. Vive en Valencia, España desde hace 30 años y ve esta experiencia como un reto deportivo y humano. “Todavía son 200 km, hay que aguantar. No estoy necesariamente muy preparado físicamente, así que estoy un poco preocupado por no llegar tan lejos. Pero también está el hecho de que pasamos 4 días con las mismas 8 personas, y que vivimos dos noches en una tienda de campaña con un amigo. Vivir en comunidad es parte del desafío. Es una aventura humana que me permitirá interactuar con personas todas diferentes, pero con las que compartimos el mismo dolor”, dice Véronique.

Para Sonja, nacida en Austria pero residente en Bruselas, esta es su segunda participación. “Fue una experiencia excepcional, tenía muchas ganas de volver. Conocí amigos con los que remé el año pasado, creamos fuertes lazos. Pero también voy a hacer nuevos amigos, estoy encantada”, explica. La palabra clave según Sonja es ayuda mutua. “Todos los participantes tienen que apoyarse y apoyarse unos a otros para que el reto sea realmente exitoso”, explica. “Es lindo estar con personas que han tenido el mismo viaje que nosotros, nos hemos superado juntos, es mágico. Este momento me permite ver que, aunque la enfermedad esté siempre presente en mi cabeza, no es la que dirige mi vida”, concluye Sonja.

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