Fuimos a la sede del líder francés en cine, una pequeña empresa en Jura. Para cada silla, necesitas un poco de metal, mucha carpintería y mucha costura. Aquí, el 90% de la producción se realiza manualmente. Y a pesar del grosor de esta tela ignífuga, el gesto está garantizado. Una costurera pasa menos de quince minutos en cada silla.
Un asiento se vende por una media de 180 euros. Para convencer a los clientes, cines o salas de conferencias, los 35 empleados de la empresa apuestan por la innovación. En términos de comodidad, por ejemplo, no tienen nada que ver con los sillones de los años 60. La estrella del momento es este sillón reclinable muy robusto que es todo un acierto. Algunas ubicaciones de lujo prefirieron este otro asiento eléctrico de lujo. Permite a los espectadores acostarse y al cine vender sus asientos más caros. A pesar de la feroz competencia de España e Italia, la pequeña empresa Jura vende 40.000 asientos al año.
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