Fueron declarados culpables de ayudar a Carlos Ghosn en su increíble vuelo de Japón al Líbano en diciembre de 2019. Tres ciudadanos turcos fueron condenados a prisión el miércoles 24 de febrero por un tribunal de Estambul.
El caso judicial turco sacó a la luz las espectaculares condiciones de la fuga del magnate depuesto, de 66 años, quien, demandado en Japón por malversación financiera, había dejado el país escondido en un cofre para recoger un instrumento musical. Después de realizar un vuelo entre Osaka (oeste de Japón) y Estambul a bordo de un avión propiedad de la empresa turca de alquiler de aviones privados MNG Jet, voló a Beirut en un segundo avión del mismo grupo.
Okan Kösemen, un alto funcionario de MNG Jet, y dos pilotos fueron condenados a cuatro años y dos meses de prisión por “tráfico de migrantes”. También se les ordenó pagar una multa de más de 30.000 liras turcas (unos 3.500 euros). Los tres hombres, que arriesgaron hasta 12 años de prisión, permanecerán libres durante el proceso de apelación. El tribunal también absolvió a otros dos pilotos y dos auxiliares de vuelo que estaban siendo juzgados junto a ellos.
Los dos pilotos condenados, Noyan Pasin y Bahri Kutlu Somek, son los que comandaban el avión que volaba entre Osaka y Estambul. En el juicio, desestimaron los cargos alegando que desconocían la presencia de Carlos Ghosn a bordo de la aeronave. “¿En qué mundo les pedimos a los pilotos que revisen lo que llevan en su equipaje? (…) Fuimos llamados a volar y eso hicimos ”, así defendió Noyan Pasin.
Según el fiscal turco encargado de la acusación en este juicio, la exfiltración de Carlos Ghosn fue preparada con un rigor digno de una operación militar. Según los investigadores, dos presuntos cómplices de Carlos Ghosn, Michael Taylor, ex miembro de las fuerzas especiales de Estados Unidos, y George-Antoine Zayek, ciudadano libanés, “reclutado” Okan Kösemen, parte de la empresa MNG Jet, para garantizar un tráfico fluido en Estambul.
Las autoridades turcas acusan en particular Okan Kösemen por haber recibido varios traspasos por un total de más de 250.000 euros en los meses previos al vuelo de Carlos Ghosn.
El exjefe de Renault, de tres nacionalidades (francesa, libanesa y brasileña) que es objeto de una orden de detención para la Interpol, permanece fuera del alcance de los jueces japoneses porque el Líbano no extradita a sus ciudadanos. La justicia libanesa, sin embargo, le prohibió salir del país.
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