Visto desde España, la elección presidencial augura una recomposición política duradera

Visto desde España, la elección presidencial augura una recomposición política duradera

En España, la situación política francesa tiene el efecto de un espejo deformado. En uno de los pocos países de Europa todavía gobernados por socialistas, es sobre todo la implosión de los partidos gobernantes lo que desafía a los observadores. Porque el bipartidismo en España también se ha visto profundamente sacudido en los últimos años con la aparición de tres nuevos partidos: Podemos, el partido de izquierda radical aliado a La France insoumise, Ciudadanos, cercano a La République en Marche pese a su reciente movimiento derechista, y Finalmente , Vox, el partido de ultraderecha que entró con fuerza en las Cortes en 2019 y que Marine Le Pen visitó durante su viaje a Madrid en enero.

Pero si los dos partidos que gobiernan España desde la transición democrática, los socialistas del PSOE y los conservadores del PP, consiguieron mientras tanto torcer la situación a su favor, la prensa ibérica ve no obstante los resultados de la primera vuelta de la las elecciones presidenciales francesas como una lección para reflexionar.

“Vivimos en un período muy volátil y la lealtad de los votantes es bastante baja. PSOE y PP harían bien en tomar nota de esto”. Destaca Jordi Juaneditor de diario La Vanguardia con sede en Barcelona. En el mismo periódico, el exjefe de Gabinete del jefe de Gobierno Pedro Sánchez también enumera las similitudes entre las situaciones políticas a ambos lados de los Pirineos. En Francia, “la presidencia se la disputan de nuevo dos derechistas: la de Emmanuel Macron y la de Marine Le Pen, bajo el principio de que el voto y el “mal menor” se imponen gracias a la abstención y el consentimiento de “una parte del electorado”. «, Juez Iván Redondo. Un fenómeno que, según él, se hace eco de los debates que agitaron a la clase política española tras las elecciones generales de 2015.

PD funerario. Sin mayoría absoluta, los socialistas flaquearon entonces bajo la embestida de los conservadores del PP y los liberales de Ciudadanos, partidarios de un acuerdo tripartito para cerrar el paso a los extremos. “Se jugó con fuego, pero estuvo muy cerca de triunfar. La “restauración” nunca cesa y ha vuelto a España la misma conversación política en torno al nuevo “centro extremo” contra la extrema derecha, como en Francia”, apunta el exmano derecha del líder español en referencia a la nueva política marco impuesto por el macronismo.

La prensa de centroizquierda tampoco se equivoca y disecciona con preocupación el «funeral» del PS francés. “El socialismo es, por tanto, la mayor víctima de unas elecciones y de un entorno económico en el que no sabe cómo evolucionar. En Francia murió y asistimos a su funeral. A los sobrevivientes les toca bajar al fondo del pozo seco, preguntarse por dónde y por qué corrió el agua”, evalúa la columnista Berna González Harbour. en el diario El Pais.

Del lado de la izquierda radical española, miembro turbulento de la coalición gobernante, es evidente que la nueva actuación electoral de Jean-Luc Mélenchon ha llamado la atención. En concreto la de Pablo Iglesias, fundador de Podemos y ex número tres del Gobierno desde que se convirtió en comentarista político en varios medios ibéricos. Este último no dudó el lunes posterior a la primera vuelta en calificar a Jean-Luc Mélenchon de «referente de la izquierda europea», después de que la tribuna volviera a estar a un pelo de la segunda vuelta. Mientras castiga la actitud «del PS, los Verdes, el PCF y los anticapitalistas» que se separaron.

Sobre el principio del “cordón democrático” contra Marine Le Pen, “es impresionante notar que la misma gente que justifica que Hidalgo no apoyó a la izquierda con posibilidades de pasar a la segunda vuelta ahora pone en duda a Mélenchon”, dijo. Reaccionó en privado en la radio Catalana RAC1. Más que la puntuación de la tribuna, es la negativa de los «Verdes y Social Liberales» a apoyarle lo que Pablo Iglesias opta por destacar. Una opinión nada desdeñable en un momento en el que la coalición entre socialistas y la izquierda radical se tambalea en España.

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