¿Cuál es el principal desafío? ¿Realmente tenemos que ser fieles a la voz original?
Trabajamos desde la versión en inglés, la versión internacional. El objetivo no es hacer una imitación. Digamos que el personaje tiene un color, un estado de ánimo, y tienes que intentar encontrarlo. Lo interesante es que estamos dirigidos por un director artístico encargado del doblaje que trabaja como un director dirige a sus actores. Escuchamos la voz original para la intención, a veces cambiamos una palabra para que me sintiera más cómodo. También está el ingeniero de sonido que da su opinión. Es un verdadero trabajo en equipo.
Reconocemos tu voz, pero con inflexiones específicas. Le das un toque personal, ¿no?
¡Oh, seguro que no es mi voz habitual! ¡Afortunadamente, no presento mis programas así! (Risas). Está este lado nasal, porque no es agradable… pero divertido al mismo tiempo. Lo que me interesaba era su energía, con descansos permanentes. Me recordó un poco a un De Funès: pequeño, nervioso y que aporta humor a la película casi sin querer. Luego lo que también me gustó fue el hecho de que me alejaba, en algún lugar, de la televisión y la radio. Es un ejercicio que disfruté mucho y si hay otras oportunidades, ¡soy cliente!
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