TRIBUNA – Mikhail Gorbachev, cuyo funeral tuvo lugar el 3 de septiembre en Moscú, fue una importante figura histórica trágica. Su fracaso y el fin de la URSS fueron el punto de partida de un gran lío para Rusia y Europa. Los occidentales, y especialmente los estadounidenses, también deben cuestionarse sus propias responsabilidades en este ámbito, argumenta el excanciller.
Hubert Védrine publicó recientemente “Una visión del mundo” (Bouquins La Collection, 2022).
Gorbachov llegó al poder en 1985, cuando el sistema ya no contaba con ancianos encamados. Quiere cambiar profundamente la URSS… salvarla, no hacerla desaparecer. Y eso explicará algunas de sus posiciones posteriores. Está dispuesto a llegar muy lejos, pero no sabe hasta dónde ni cómo. Es muy eslavo, pero también comunista, con una inclinación utópica e idealista, una asociación que, en retrospectiva, un occidental encuentra difícil de entender. Sin embargo, Thatcher y luego Mitterrand entendieron desde un principio que él sería “diferente” de los gerontes soviéticos.
Audazmente lanza perestroika (reestructuración). Pero cómo reconstruir una sociedad y una economía modernas a partir de las ruinas de la URSS (Gorbachov: “La agricultura no ha funcionado desde… 1917”).?
Intrépido, decreta glasnost (“transparencia”). La libertad de expresión sin precedentes se desata inmediatamente contra él y lo debilitará. Lucha…
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