El marroquí encontró una habitación para alquilar en un piso para compartir con tres compañeros de piso, que se adaptaba a sus necesidades. Estaba muy feliz de mudarse, pero su decepción será grande. El día que se suponía que debía firmar el contrato y tomar las llaves de su habitación, recibe un mensaje de uno de sus compañeros de cuarto pidiéndole que vaya al apartamento, dice su colega Elena Carrasco en Twitter.
Al llegar allí, la joven, con lágrimas en los ojos, le informa que su padre se enteró de que es marroquí y le dijo “que bajo ningún concepto viva con un moro o un gitano porque haya tenido malas experiencias con ellos”. El padre de la niña le pidió que eligiera: o se muda o Saad se va. El joven estaba confundido y sin palabras. La niña aseguró que trató de convencer a sus padres de que él “es un buen tipo, que viste bien y tiene un buen trabajo”.
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En esta ya embarazosa situación, los otros dos compañeros de cuarto apoyaron a la joven, diciendo que no les gustaría que los separaran de su amigo. “Quedó claro que yo era el que se iba y así les advertí. Me di por vencido y pedí mi dinero”, dijo Saad, impotente y enojado después de sufrir este acto racista. Sin embargo, esta chica no es la dueña del dormitorio, insiste, especificando que uno de los dos compañeros de cuarto era latino. “¿Hay extranjeros de primera y tercera clase? “, critica.
Saad sigue buscando habitación en Almería por unos 150 euros, apunta Elena en su tuit. “Ele é um excelente colega, bom, responsável, alegre… Um rapaz de 20 anos com vontade de prosperar na vida”, disse ela, pedindo ajuda para encontrar um quarto para seu amigo marroquino, onde ele será tratado com respeito e vai se sentir en casa”.
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