El tema del Sáhara Occidental fue invitado a la última conferencia de prensa del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. un periodista, y después de un largo procedimiento sobre la historia del apoyo de México al Polisario, quería saber si el Jefe de Estado se mantendrá fiel al reconocimiento de su país a la “RASD”, registrado desde 1979.
Muy brevemente, Obrador destacó que su gobierno “mantiene la misma política de autodeterminación de los pueblos. La Secretaría de Relaciones Internacionales examina este asunto y, de ser necesario, México, y de acuerdo con su política exterior, tomará una decisión. Esto es lo que podemos decir” sobre este tema.
Una respuesta que no satisfizo al periodista, que decidió volver al cargo para recordarle al mandatario que México siempre ha defendido “el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui”. “México ya se pronunció en la década de 1970 y seguirá la misma política”, dijo López Obrador. En su respuesta, ya pesar de las presiones del interrogador, el presidente mexicano evitó mencionar a la “RASD”, al Frente Polisario o al pueblo saharaui.
Para que conste, en la última reunión del 4º Comité de Asuntos Políticos y Descolonización de la ONU, México llamó “escuchar la voz del pueblo saharaui y respetar su derecho a la autodeterminación”. Este apoyo no impidió que este país norteamericano se convirtiera, para disgusto del Polisario y sus asociaciones, en el primer cliente de fosfatos extraídos del Sahara.
Desde la elección del presidente Andrés Manuel López Obrador, las relaciones entre Rabat y Ciudad de México han registrado una evolución cualitativa. Un impulso que debe continuar, dadas las necesidades de la agricultura mexicana en productos fertilizantes. La proximidad a Europa es otro activo en manos de Rabat.
El 27 de octubre, en el Consejo de Seguridad, México, país que reconoce a la “RASD”, votó a favor de la resolución 2654 sobre el tema del Sáhara Occidental.
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