En cuanto a los materiales de construcción, Laplace optó por lo más natural y local posible, para que la casa armonizara auténticamente con su entorno. Usó parota, una madera tropical de color ámbar que resiste la humedad, para mesas y otros muebles; piedra de lava para tableros de mesa; paja para el acabado de armarios; finalmente, bambú y paja para la palapa, un impresionante salón al aire libre formado por un dosel con techo de paja en forma de catedral. Tradicionalmente, las palapas están hechas de paja y columnas de hormigón. Pero el cliente prefirió soportes de bambú para darle al espacio una sensación más ligera y exuberante. Laplace llamó a un experto en este plan tropical, el arquitecto colombiano Simón Vélez, de Bogotá.
Los interiores giran en torno a muebles contemporáneos y la colección de arte del propietario. ellos evocan “algo claramente mexicano con un sabor internacional”explica Luis Laplace.
Piense en el Acapulco de mediados de siglo, cuando la élite de Hollywood volaba allí para vacacionar en Technicolor. Luis Laplace asumió el tema del bambú de la palapa con apliques de pared modernos, luces de techo curvas y cubertería retro de Alain Saint-Joanis, que afortunadamente, y a diferencia de sus versiones antiguas, pasan la prueba de la lava. Otra nota recurrente es el revestimiento cerámico producido en Guadalajara, en una paleta de verde palma, marrón cacao y azul océano, inspirado en el paisaje circundante. Luis Laplace también usó azulejos para conectar las habitaciones: en las paredes de los dormitorios, baños y cocina, en las superficies de las mesas y la barra.
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