Pocos pueden resistirse a la cara de “pidão” que hace un dogo cuando quiere cariño, atención o merienda. Un nuevo estudio revela características anatómicas clave que pueden explicar qué hace que los perros sean tan atractivos. Los hallazgos también indican que los humanos contribuyeron a la capacidad de los perros para seducir con expresiones faciales durante miles de años de crianza selectiva.