“Es un cumpleaños especial”, admite Saïd Zaghari. Precisamente, el propietario del kebab Al Andalus celebra el séptimo aniversario de la instalación de su establecimiento en Courbet. Con sabor amargo: “Me robaron el logo, dice. Emprenderé acciones legales”.
Dicho esto, asegura el joven jefe, padre de tres hijos, “aún me da unas ganas más de seguir, de complacer a mis clientes, de crear animación y conexión en el barrio…”, enumera. Recuerda de dónde viene: “En 2010, con mi mujer, llegamos de España, empezamos de cero…” Hoy, además de Al Andalus, Saïd Zaghari abrió Al Hambra, otro kebab, esta vez en Capitanía . La empresa ahora tiene tres empleados, incluido el jefe, “y estamos en proceso de obtener un contrato más, hasta dos”, dice Zaghari. Porque proyectos no faltan: abrir Al Hambra de noche lo antes posible, realizar obras en Al Andalus el próximo agosto, montar terminales de pedidos, personalizar la comunicación gracias a los Fuxeans de Unicom, crear eventos para que más clientes acudan al restaurante a las noche… “La gente recibe mucha comida para llevar o entrega a domicilio, testifica el Sr. Zaghari. Prefiero que vengan aquí, al restaurante, a intercambiar, a discutir. Es nuestra razón de ser. Somos más que el kebab en la esquina de la ciudad, somos esa luz que ambienta, que crea vínculo…”
“Propensa a ataques de apatía. Evangelista de la cerveza. Café incurable. Experto en Internet”.