Partiendo en enero, Thibault Mathieux atravesó por primera vez muchos países sudamericanos:…
Partiendo en enero, Thibault Mathieux atravesó por primera vez muchos países sudamericanos: “Colombia, Brasil, Argentina, Chile, Perú”, enumera por teléfono. Pero, además del largo viaje de varios meses, fue su destino final el que lo acaparó: el estado de Chiapas, México. “Es un estado muy pobre, que tiene uno de los niveles más bajos de escolaridad y alfabetización del país”, explica el joven. Por eso elegí cumplir mi misión allí. »
Para ello, antes de partir, Thibault Mathieux montó un gatito. Luego compartió su proyecto en las redes sociales y contactó a las empresas para obtener apoyo. A pesar de algunas negativas, el joven logró recaudar 650 euros, “una suma obtenida gracias a la participación de amigos, algunas empresas, pero también del club de baloncesto de Bergerac”, especifica Thibault Mathieux.
pequeño percance
Una vez en México, los Périgourdin fueron en busca de una escuela para ayudar. “En ese momento, tenía amigos que me dieron información sobre establecimientos necesitados. Entonces me puse en contacto con los profesores y directores de las escuelas para conocer sus necesidades”, explica Bergeracois. Luego se dirigió a una escuela indígena en Chiapas, antes de regresar por razones de seguridad: “Cuando yo estaba allí, surgieron conflictos entre indígenas y narcotraficantes en la región donde estaba la escuela y yo tuve que dejar de ir”.
Finalmente, es una escuela en el pueblo de Ixtapa, en el corazón de Chiapas, que Thibault Mathieux ha elegido ayudar. “Compré cuadernos, tinta, papel, bolígrafos, todo el equipo necesario”, cuenta el joven Bergeracois, que también proporcionó material deportivo para los escolares. “Por lo general, la educación física se planifica, pero no la hicieron porque no tenían el equipo adecuado. La jefa estaba muy contenta, porque ahora puede tomar clases de deportes”, dice Bergeracois. En total, Thibault Mathieux atendió a 37 alumnos de 6 a 11 años, agrupados en dos clases.
“Reeditar el proyecto”
El estudiante está seguro de que esta primera experiencia en México fortalecerá su legitimidad en proyectos humanitarios, “sobre todo para recaudar fondos”, espera. “La idea ahora es ir a un nuevo país cada año para repetir el proyecto”, explica entusiasmado Thibault Mathieux.
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