Las autoridades son intratables en China y quieren darlo a conocer. Cuatro personas acusadas de violar las actuales reglas anti-Covid se vieron obligadas a participar en una “marcha de la vergüenza” por las calles de la ciudad de Jingxi.
El martes, los cuatro hombres desfilaron por las calles, esposados y vestidos con un mono blanco. Cada uno, escoltado por dos policías también vestidos con uniformes blancos, portaba una placa de identificación y una foto de identificación, informaron medios locales.
‘Prevención de epidemias al estilo de la revolución cultural’ impuesta en la provincia de Guangxihttps://t.co/DAh3xiHBu6 pic.twitter.com/WfzOAIl02w
– Noticias de Taiwán (@ TaiwanNews886) 29 de diciembre de 2021
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Esta “marcha de la vergüenza” les fue impuesta por intentar introducir ilegalmente migrantes a China a pesar del cierre de la frontera debido a la COVID-19. Este tipo de humillación pública, utilizada en el pasado por el régimen comunista y prohibida en 2010, ha vuelto a convertirse en una de las medidas disciplinarias utilizadas para castigar a las personas que no respetan las normas sanitarias.
Ciertos periódicos se alegraron, por tanto, de que este evento sirviera de “alerta” a la población, mientras que otros, como Beijing News, denunciaron un “grave atentado al espíritu del Estado de derecho”.
China tomó medidas muy estrictas para lograr la eliminación de la presencia de Covid-19 en su suelo. La cuarentena es obligatoria a la llegada al país (los vuelos internacionales son limitados), se realizan controles masivos y cuando se detecta un caso se aplica una contención estricta, como actualmente en Xi’an, donde 13 millones de habitantes no tienen derecho a salir de sus hogares.
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