Según la última encuesta PISA, los niños franceses disfrutan menos con el aprendizaje de las ciencias que la media de la OCDE. En términos más generales, la idea de que la ciencia es demasiado compleja como para interesarse en ella está presente en la mente de los franceses, cuya cultura científica sigue en declive.
La ciencia ha estado en el centro de muchos temas políticos desde principios de los 2000, como el cambio climático, las pandemias o el interés por la conquista del espacio. Indispensable para entender el debate democrático, la cultura científica de la población es, por tanto, fundamental para la buena salud de nuestra democracia.
Entonces, ¿cómo podemos darle a todos el gusto por aprender y experimentar para comprender mejor el mundo en el que vivimos?
- ¿Debemos repensar la forma de enseñar ciencias en la educación primaria y secundaria y, por tanto, en la formación del profesorado?
- ¿Qué papel pueden desempeñar los museos en el restablecimiento del gusto por la ciencia entre los franceses?
- ¿Hay muy pocos programas de divulgación científica en los medios?
- ¿Están los canales de YouTube dedicados a popularizar la ciencia invirtiendo la tendencia francesa de desinterés por la ciencia? ¿Cómo diferenciar contenidos rigurosos de formatos insuficientes o mal documentados?
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