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En el origen de la modernidad occidental y de la explotación de la naturaleza en nombre del progreso, la ciencia vuelve a tener un papel esencial que desempeñar. Esta vez para explicar las crisis actuales y buscar soluciones para remediarlas.
Contrariamente a lo que podrían sugerir sus orígenes en la ciencia del sistema terrestre, el Antropoceno no es un nuevo período geofísico de larga duración en el que estamos entrando, sino más bien un momento que marca el final de una trayectoria histórica y que ya estamos dejando, para mejor. o para peor. Así definido, el Antropoceno es el momento histórico en el que la presión antrópica sobre la “zona crítica de la vida” en la superficie terrestre se hizo exponencial hasta el punto de comprometer la supervivencia misma de la especie humana.
Es posible determinar su origen en la primera “gran bifurcación” que fue, a partir del siglo XVI, el advenimiento y luego la hegemonía colonial y globalizada de la modernidad occidental, que sustituyó una relación con el mundo cosmológico y cíclico por una relación prometeica de transformación y exploración de la naturaleza en nombre del progreso, a expensas de las asimetrías deletéreas entre cultura y naturaleza, racionalidad instrumental y solidaridad, masculino y femenino, Occidente y el resto del mundo.
Emancipando-se e emancipando-se do dogma religioso, a ciência tem sido o produto e o acelerador dessa nova relação com o mundo, exploração pelo conhecimento que precede pouco a exploração e o consumo a serviço do crescimento que, em última análise, leva à autodestrucción. En este sentido, el Antropoceno es de hecho la consecuencia y la etapa terminal de una modernidad occidental cuyos modos de desarrollo globalizados y su exponencial presión antropogénica se han vuelto hegemónicos (incluso en China), de modo que la salida del Antropoceno ya ha comenzado. O sin humanos, porque su incapacidad para reducir drásticamente esta presión antrópica conducirá, en una sucesión de catástrofes que se han vuelto incontrolables, a su colapso y, por tanto, a la caída de facto de la presión antrópica. Ya sea con los humanos, porque logran salir de las múltiples “dependencias de camino” de los modos de desarrollo modernos e involucrarse en una nueva “gran bifurcación” que les permite desarrollar modos de existencia y solidaridad entre ellos y con los no humanos, convirtiéndose de ser así posible reducir drásticamente la presión antrópica sobre sus entornos.
Desafíos tecnocientíficos
Una vez más, la ciencia es central en este momento histórico. No sólo, como ahora sabe hacer, documentar este momento del Antropoceno a través de mediciones y proyecciones de transformaciones con tendencia a efectos catastróficos sobre el sistema Tierra y todos los ecosistemas locales. Pero también, como debería hacerlo mejor, para comprender mejor y superar los dos principales desafíos de esta bifurcación. Por un lado, los retos tecnocientíficos de una relación sobria con el medio ambiente y con la energía que permita actuar para reducir la presión antrópica. Por otro lado, y este es sin duda el desafío más complejo que deben enfrentar las ciencias humanas y sociales en particular, para comprender mejor las “buenas razones” por las cuales los actores actúan o resisten la lógica de la bifurcación, en particular para esclarecer tanto al ciudadano opinión pública sobre la acción pública.
En cualquier caso, el reto común a todas las disciplinas científicas es conseguir reforzar un enfoque transdisciplinar impuesto por el propio carácter transdisciplinar e híbrido de los “problemas de transición” a resolver. Es para dar respuesta a todos estos retos que se imponen sistemas transversales de coordinación científica al servicio de los objetivos de transición en los establecimientos de investigación y educación superior.
Este es el razonamiento que condujo a la creación del nuevo “Institut des Transitions” que acaba de poner en marcha la Universidad de Burdeos, que debería permitir a todas las unidades de investigación, componentes y formación y servicios del establecimiento alcanzar sus objetivos de transición, en asociación con los socios científicos, territoriales, económicos y europeos que conforman el ecosistema de la bifurcación.
Eric Macé es vicepresidente de la Universidad de Burdeos a cargo de las transiciones ambientales y sociales, profesor de sociología e investigador del Centro Emile-Durkheim. Últimas publicaciones: el enfoque sociológico del Antropoceno: un nuevo marco histórico para las relaciones sociales, historia. Los cuadernos Framespa, 40, 2022 ; después de la sociedad. Tratado de Sociología Aumentada, Junto al agua, 2020.
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