NOy estamos justo entre las dos rondas de esta elección presidencial. Hay temas que muchos candidatos evitan o no les interesan cuando son importantes para el futuro de nuestro país, como la cultura, el cambio climático o la ciencia. Tenemos derecho a preguntarnos sobre la relación de causa y efecto de esta observación: ¿a los franceses no les importa o los candidatos y los medios guían los debates? De todos modos, esto tiene que cambiar, a riesgo de perder temas fundamentales, como el papel de la ciencia, que debería impregnar la gran mayoría de los temas de esta campaña.
La ciencia está dañada, agotada y trastornada. No es confiable, muchas personas, incluidos algunos científicos y médicos, lo han calumniado y nos intimida, incluso paraliza, a la mayoría de nosotros hasta que vemos que el atractivo de los campos científicos pierde dinamismo. Y, sin embargo, no es por no haber experimentado en los últimos años en modo crash-test las consecuencias de una fragilidad científica de las políticas públicas. Podemos citar investigaciones académicas maltrechas y poco atractivas, la imposibilidad de diseñar una vacuna contra el Covid-19, la salida de científicos del país o incluso una financiación privada muy ligera. Y sin embargo, sin entrar en el solucionismo tecnológico, admitamos la importancia de dar acceso a todos los franceses a los frutos del progreso. La medicina, el transporte, las comunicaciones o incluso la energía son algunos ejemplos de áreas con una creciente innovación científica. La economía puede beneficiarse.
LEA TAMBIÉNAurélie Jean – Por qué los candidatos necesitan ponerse al día
escuchar ciencia
He aquí una lista no exhaustiva de preguntas que los candidatos de la segunda vuelta deberán responder y sobre las cuales deberán debatir: ¿Cómo dar a la investigación científica pública -pero también privada- un lugar preferente en la innovación y en la estrategia económica del país? ¿Cómo incentivar a los fondos privados a invertir en startups deeptech -que provienen de la investigación- y al mismo tiempo evitar que una Moderna en el futuro se vaya del país por falta de financiamiento? ¿Cómo volver a poner la ciencia en el centro del currículo escolar, desde el jardín de infancia? ¿Cómo desarrollar el apetito de las niñas y mujeres por la ciencia? ¿Cómo preservar, por no decir salvar, la excelencia médica francesa? Por supuesto, no faltan las preguntas, a diferencia de las respuestas que, para muchos candidatos, son discretas. Es posible que en su mayoría no puedan responderla.
Recordamos a Joe Biden, en enero de 2021, quien, el primer día de su toma de posesión en la Casa Blanca, se rodeó de científicos e ingenieros para asesorarlo, y tomó las primeras medidas impulsadas por la ciencia, entre ellas el uso obligatorio de mascarilla y la devolución del Estados Unidos al acuerdo climático de París. El eco debe cruzar el Atlántico para animar al próximo presidente francés a escuchar a la ciencia. Nuestro país tiene cualidades científicas extraordinarias, es hora de usarlas.
LEA TAMBIÉNAurélie Jean – ¿Un año electoral bajo el signo de la ciencia?
“Propensa a ataques de apatía. Evangelista de la cerveza. Café incurable. Experto en Internet”.