Cada año, la revista científica Naturaleza publica su indicador de geopolítica de la ciencia. El de 2022 podría hacerle sudar frío a Joe Biden. Muestra que la ambición estratégica de China de lograr la paridad con los Estados Unidos de América está al final de su espectacular esfuerzo de investigación científica.
el índice de Naturaleza se basa en la medición de publicaciones científicas en 82 revistas denominadas “primarias” donde los investigadores publican sus resultados para difundirlos y confrontarlos con las críticas de sus pares (excluyendo las ciencias humanas y sociales). Este número puede parecer pequeño en comparación con miles de revistas científicas, pero es el más popular en los laboratorios. Aquellos cuyo acceso suele significar –claro que hay excepciones– que los resultados presentados son considerados importantes o importantes por los “revisores”, los científicos que dan una opinión favorable o desfavorable a la publicación.
¿Efecto pandemia?
El ranking de los principales países, abajo en un gráfico, muestra que China está a la cola de Estados Unidos en este mundo de los felices pocos de la ciencia global. Un conteo sutil que tiene en cuenta el origen geográfico de los autores de una publicación para asignar puntos al país, lo que permite superar el creciente fenómeno de las coediciones que domina cada vez más la investigación mundial.
Sin embargo, este ranking muestra que China ha acelerado su acercamiento a su rival estratégico, señalan algunos observadores en el artículo de Naturaleza, especialmente durante el período de pandemia de COVID-19. ¿Y será en parte por esta pandemia? De hecho, Estados Unidos muestra un curioso declive en su participación en la producción científica mundial así medida en 2021 en comparación con 2020, una participación que cae simbólicamente por debajo de la marca del 20%. Sin embargo, como suele haber una brecha de varios meses entre la investigación realizada y su publicación, el ranking de 2021 refleja la producción de 2020, y muchas veces el resultado de varios años de esfuerzo e inversión, y el ranking de 2020 refleja la producción de 2020. – y muchas veces fruto de varios años de esfuerzo e inversión – y el 2019 Como si las restricciones de actividades durante el año 2020 hubieran frenado a los laboratorios estadounidenses, mientras que los laboratorios chinos seguían avanzando a una velocidad acelerada. La tabla muestra el estancamiento o el declive de la mayoría de los principales países científicos. Sólo China muestra un marcado desarrollo que le hace superar francamente la marca del 15%.
La clasificación por instituciones científicas (organizaciones de investigación y universidades) ilustra esta rápida evolución. Mira el ranking de los 25 primeros:
Se ha vuelto común encontrar allí a la Academia de Ciencias de China a la vanguardia, efecto de la gran cantidad de estudiosos chinos que la declaran como su lugar de trabajo en sus publicaciones. Es el mismo efecto que permite que el Sociedad Max Planck alemán y CNRS Francés entre los cuatro primeros. Pero lo más espectacular es esto: nada menos que 9 universidades chinas (o sea 10 instituciones con la Academia de Ciencias) están entre las 25 primeras. La prestigiosa Universidad de Yale ciertamente está ahí, pero… en el puesto 25. Naturaleza tenga en cuenta que de las 50 instituciones que ascendieron más rápido en este ranking el año pasado, no menos de 31 son chinas.
Juguemos con nuestros líderes franceses que están obsesionados con el llamado ranking de Shanghai de las universidades del mundo: entendemos, dado este ranking, que el gobierno chino ha invitado a sus investigadores y estudiantes a abandonarlo. Inicialmente destinado a ayudar a los estudiantes chinos a identificar las mejores universidades del mundo para estudiar allí y en particular sus doctorados, se vuelve francamente inútil hacerlo, cuando el mejor lugar se encuentra cada vez más… ¡en China!
Dinero
Pero, ¿cómo podría China lograr tal éxito tan rápido? Naturaleza no te andes con rodeos:Dinero ella responde. Es cierto que la inversión de China en investigación científica y tecnológica, con fondos públicos y privados, ha experimentado un desarrollo sin precedentes en términos de velocidad y escala. La revisión publica un gráfico del Banco Mundial para el período de 1996 a 2018, durante el cual la participación de China en el PIB dedicada a este esfuerzo aumentó del 0,6 % al 2,14 %. Ahora está en 2,4, uno de los índices más altos del mundo… y juega con un PIB en rápido crecimiento. Esto significa un número cada vez mayor de investigadores e ingenieros con el mejor equipo posible.
Esa ambición continúa hoy, porque los líderes chinos no están satisfechos con su posición actual. Desean aumentar aún más sus esfuerzos para proporcionar a su país la base científica y tecnológica de la que carecían cuando Japón y el Reino Unido intentaron su soberanía a finales del siglo XIX y principios del XX. Una lección nunca olvidada en Beijing. El objetivo es claro: lograr la paridad estratégica con Estados Unidos en este ámbito, clave para una posición geopolítica a la altura de la demografía china.
Silvestre Huet
►lEl ranking por país está aquí.
► el ranking por instituciones está aquí.
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