Investigadores estadounidenses lograron transferir electricidad a la Tierra desde un satélite. Un primer paso antes del desarrollo de plantas solares espaciales reales.
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Abundante, limpio y gratuito. Sobre el papel, la energía solar lo tiene todo. Sin embargo, tiene algunas desventajas: el cielo se puede nublar, los paneles fotovoltaicos se ensucian, la luminosidad disminuye en invierno y la noche vuelve todas las noches. De ahí la idea de construir una central eléctrica en un lugar donde nada obstruyera los rayos del sol: el espacio. Un panel solar puede generar hasta ocho veces más energía allí que en la Tierra.
La idea de una planta solar espacial circula desde finales de los años 60. Pero hasta ahora se ha topado con una dificultad técnica: ¿cómo repatriar la electricidad producida en órbita? Sin cable, la única posibilidad es transmitirlo a distancia, y esta es precisamente la pequeña proeza que acaba de conseguir un equipo del Instituto Tecnológico de California (Caltech). Cinco meses después del lanzamiento de un primer satélite experimental, investigadores estadounidenses acaban de anunciar que lograron capturar la energía que transmite desde la Tierra, en forma de microondas.
“Hasta donde sabemos, nadie ha transferido energía de forma inalámbrica a través del espacio, incluso con las estructuras rígidas más caras. Lo hemos hecho con estructuras livianas y nuestros propios circuitos integrados: es una novedad”, dio la bienvenida a Ali Hajimiri, profesor de ingeniería eléctrica y codirector del programa, en la web del instituto.
electricidad inalámbrica
El equipo no proporcionó cifras, pero es probable que la cantidad de energía recibida sea baja. El satélite SSPD-1 puesto en órbita el 3 de enero por un cohete Falcon 9, luego remolcado por una nave espacial Virogade Momentus, es solo un pequeño demostrador destinado a probar tantas tecnologías como sea posible antes de prototipos más ambiciosos. La mayor parte del experimento tuvo lugar en un pequeño compartimento del tamaño de una caja de zapatos, llamado Maple.
Los investigadores estadounidenses lograron, mediante la transferencia de energía a través de microondas, alternar el encendido de dos lámparas ubicadas en el otro extremo de la caja. Luego, habiendo demostrado que el sistema funcionaba en las condiciones extremas del espacio, intentaron dirigir el haz hacia la Tierra. La señal fue detectada por el receptor instalado en la azotea de un laboratorio del campus de Pasadena (California), en el horario y frecuencia previstos.
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Proyectos de plantas de energía solar de gran espacio
Varias agencias están trabajando en proyectos de energía solar espacial, incluidas la NASA y Esa (Agencia Espacial Europea). Japón ha hecho de esto un objetivo nacional durante quince años, y China planea lanzar una planta de energía de varios megavatios para 2035. Para ser económicamente viables, las futuras plantas de energía espacial deben ser enormes: del orden de un kilómetro, según Esa, por diez veces los receptores más grande.
Pero también se podrían usar plantas de energía más modestas como fuente de energía de respaldo: “No se necesita infraestructura eléctrica en el suelo para recibir esta energía. Esto significa que podemos enviar energía a regiones remotas o áreas devastadas por guerras o desastres naturales”, explica Ali Hajimiri en el sitio web de Caltech.
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