¿Cómo podría ser la conservación entre dos terrícolas en Marte? Por algo bastante inaudible, si hay que creer un estudio publicado el viernes 1 de abril en la revista muy seria Naturaleza. Y con razón, los investigadores del CNRS revelan, gracias al análisis de los sonidos registrados por el robot Persévérance, que hay dos velocidades de sonido (una para los agudos y otra para los graves) y una atenuación del sonido mucho mayor. planeta que en la Tierra.
Las peculiaridades de Marte
En general, el sonido es muy diferente de un entorno a otro: temperatura, altitud, materiales, todas características que influyen en la naturaleza del sonido. En nuestra atmósfera, a una temperatura ambiente de 20 grados, el sonido viaja por el aire a 343 metros por segundo. Pero el planeta rojo tiene otras particularidades que impactan en el comportamiento del sonido. Las moléculas de dióxido de carbono, sometidas a bajas presiones (170 veces menos que en la Tierra), tienen propiedades “únicas” que influyen en las ondas acústicas incluso dentro de las frecuencias audibles. Como resultado, en Marte, las frecuencias superiores a 240 Hz viajan más rápido que las frecuencias bajas. Claramente, los sonidos altos vienen antes que los sonidos bajos. “Esto puede inducir una experiencia auditiva única en Marte”, señalan los investigadores.
El robot Perseverance graba el primero de los sonidos de Marte: el sonido del helicóptero Ingenuity en vuelo
medidas especiales
El día después del aterrizaje de Perseverance, el micrófono (de diseño francés instalado en la SuperCam del robot) registró los primeros sonidos del planeta. “Esta primera captura reveló regímenes de turbulencia hasta ahora desconocidos”, dice Sylvestre Maurice, astrofísico del IRAP (Instituto Francés de Investigación en Astrofísica) y corresponsable de SuperCam. “Pero esta escucha pasiva no fue suficiente. Y como Marte es la mayor parte del tiempo muy tranquilo, fue necesario utilizar dos fuentes de sonido activas a bordo de la Tierra”, explicó el astrofísico. Por lo tanto, su equipo utilizó los vuelos del pequeño helicóptero Ingenuity, el compañero de viaje de Perseverance, y láseres disparados contra las rocas para probar su composición química (un ruido de clack clack). “Allí teníamos una fuente de sonido muy localizada, entre dos y cinco metros del objetivo, y desde donde sabíamos exactamente cuándo iba a disparar”, explica el investigador.
La sorpresa vino del sonido del láser y sus… 250 metros por segundo. “¡Allí, entré un poco en pánico! Me dije que una de las dos medidas estaba mal, porque en la Tierra, cerca de la superficie, solo hay una velocidad del sonido”, explica Sylvestre Maurice. Sin embargo, hay dos velocidades: una para los agudos (el láser), otra para los graves (el helicóptero). “Si estuviéramos a 8 metros en Marte, es como si estuviéramos hablando a 65 metros en la Tierra”, compara Sylvestre Maurice. Es probable que las discusiones sean difíciles.
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