Conocemos este talento desde hace mucho tiempo, pero para finalmente entender cómo lo hacen, fue necesario un recipiente de 500 mililitros de tierra, 15 hormigas y sobre todo, una tecnología capaz de analizar cada una de estas hormigas y cada pequeño fragmento de suelo, cada 10 minutos durante 20 horas. Al rastrear literalmente cada uno de los “granos” del suelo, los investigadores querían asociar todos los que fueron removidos o movidos con la forma final que tomó el túnel. Incluyendo la forma, tamaño y orientación de cada uno de estos granos. Como si cada uno fuera un ladrillo numerado. Un modelo de computadora se suma a esta gravedad, humedad y presión del suelo sobre las cabezas de las hormigas …
Para José Andrade y sus colegas del Instituto de Tecnología de California, los puntos de puntuación final por la existencia de “arcos” en el suelo, de diámetro mayor que los de los túneles: estos acumulan parte de la presión externa, aliviando los granos que forman las paredes del túnel. También es lo que explica por qué las hormigas pueden, en cualquier momento, ensanchar su túnel sin que el techo se derrumbe.
No hay nada que indique que tuvieron que hacer su Licenciatura en Física para esto. Según Andrade, simplemente pueden seguir un “algoritmo”, o una receta, que ha evolucionado con el tiempo mediante prueba y error.
¿Una posible aplicación práctica? Nada en teoría impediría que esta receta fuera imitada por los humanos, no hay escasez buscadores de informes. Tenga cuidado de no estimar cuánto tiempo llevará. “Esperamos que estos descubrimientos puedan ser adaptados para excavaciones mineras robóticas”, escriben en su texto, publicado en la revista. PNAS. “Un robot minero que siga esta metodología puede permitir a los humanos evitar excavaciones peligrosas. Y, sin embargo, para ver aún más lejos: “un robot de este tipo sería ideal para la perforación minera en otros planetas”.
Foto: fotosforyou_rk / Pixabay
“Propensa a ataques de apatía. Evangelista de la cerveza. Café incurable. Experto en Internet”.