Respecto al chasis, la principal diferencia está en los pies. El LG 48C1 opta por un caballete central bastante ancho con sistema de gestión de cables en la parte trasera, mientras que el Philips 48OLED806 se conforma con dos soportes pequeños, muy finos, reversibles y sin sistema de gestión de cables. La conexión es idéntica en ambos modelos con una ligera ventaja para Philips que alberga un puerto USB 3.0 (solo USB 2.0 en LG).

La otra gran diferencia está en el sistema operativo: webOS para el LG C1 y Android TV para el Philips OLED806. Sobre el papel, webOS es más receptivo, pero en la práctica, la nueva página de inicio de visualización de contenido es bastante lenta para mostrar. webOS mantiene un primer arranque rápido (12 s frente a 42 s para Philips), pero la reactivación es bastante similar en ambos sistemas (5 s para webOS y 7 s para Android). El catálogo de apps -al menos para streaming- es muy similar en ambas plataformas, con una pequeña ventaja para Android, que siempre es más exhaustivo.

Con su giroscopio integrado, el mando a distancia del LG C1 siempre es más agradable de usar en el día a día, pero el de Philips está muy bien acabado y tiene un sistema de retroiluminación de teclas muy apreciable. Por último, el sistema Ambilight es la gran originalidad del televisor Philips y contribuye claramente al efecto “wow” de este modelo. Las personas que lo han probado no pueden a priori más sin él.

Philips gana por un pequeño margen gracias a su puerto USB 3.0, un Android TV un poco más versátil y su control remoto retroiluminado.